No habrá fotografía de los partidos políticos unidos frente a la crisis. Pese a que el Ejecutivo ha ido lanzando guiños a todos salvo al PP, uno por uno se ha abstenido de posar junto al Gobierno. ¿A alguien le extraña? El Ejecutivo se ha prodigado en una plétora de medidas que carece de peso. Y suscribir eso representaría un disparo en el pie para cualquier partido de la oposición. Entre las propuestas del Gobierno para conformar un pacto, sólo la regulación de las fusiones frías entre entidades financieras puede facilitar en parte un ajuste del sistema. La idea de fomentar la inversión público privada en infraestructuras suena bien, pero va a resultar muy difícil de aplicar cuando el problema principal es que no hay dinero, tanto para el sector público como para el privado. Respecto a la idea de utilizar el ICO para prestar, parece un paso más en la contumacia: ¿seguimos sin enterarnos de que las iniciativas a través de este organismo no funcionan porque carece de la infraestructura y además son un riesgo? Y el IVA supondrá un lastre más sin que se tomen medidas para desahogar a las empresas.
El Pacto debía haberse centrado en la consolidación fiscal. Sólo eso justificaba un acuerdo, pero encima en el Consejo de Ministros ayer se dijo a los ayuntamientos que el año 2009 había sido duro y, por tanto, se entendía que no presentasen un plan fiscal del todo ajustado si no tenían un déficit excesivo. Ésa es la señal de austeridad. Ahora el PSOE argumentará que el PP no se involucra y no ofrece medidas contra la crisis, pero ¿de quién es la responsabilidad de tomar medidas, de la oposición o del Gobierno? ¿Para esto tanto pacto? Así las cosas, sólo cabe esperar a las elecciones.