Los resultados de la segunda vuelta de las elecciones regionales francesas son inapelables. La izquierda, en coalición con los Verdes, renueva su mandato en 20 regiones (de las 22 del país) y gana Córcega. Sólo Alsacia al final ha resistido como último bastión de la derecha. Como reacción, Sarkozy se ha embarcado en una remodelación ministerial que refuerza la tendencia derechista del Gobierno nacional. La victoria del Partido Socialista francés y sus aliados Verdes no es en absoluto despreciable, aunque sólo se trate de unos comicios regionales en un país donde las regiones tienen un poder a primera vista limitado; pero en realidad, gozan de importantes competencias en áreas como la educación, el transporte, la salud y el desarrollo económico local, y los franceses han depositado su confianza en los programas y líderes de la izquierda. Los socialistas han superado el reto del desgaste tras seis años de poder e incluso mejorado sus resultados: una hazaña que no están destacando bastante, debido más a causa de los problemas internos del partido que a una modestia inútil en política. Contrasta la reacción de Sarkozy, que relativiza la debacle electoral de su partido, pero procede a apretar tuercas y a afirmar sus políticas. En la remodelación ministerial, sale del Gobierno el izquierdista Martin Hirsch; entre los que entran, se encuentran simpatizantes no-sarkozistas del UMP, vinculados al antiguo presidente Chirac y al popular De Villepin que, por decir poco, es enemigo personal de Sarkozy. Entre las decisiones anunciadas, el presidente galo ha sacrificado la simbólica medida ecológica de la tasa carbono, y repite contundentemente que no dará marcha atrás en la reforma del sistema de pensiones, aunque el ministro que la dirigía hasta ahora esté entre los que salen del Gobierno.
Sarkozy afirma así su voluntad de llevar a cabo el proyecto que trajo al Elíseo en 2007; ciertos planes que molestan a algunos diputados de la UMP -como la reforma territorial- serán suavizados, pero las reformas económicas seguirán su curso. En la calle, huelgas parciales y manifestaciones resaltan la oposición de trabajadores de los servicios públicos y los sindicatos al Gobierno. Sin embargo, en esta ocasión no se ha visto a los ganadores de las elecciones regionales desfilar juntos: la crisis del ala política izquierda en Francia sigue sin estar resuelta.
Cristina Barrios, investigadora en FRIDE y profesora en la escuela de negocios ESCP Europe.