Opinión

Sébastien Chartier: Quiero montar mi propia empresa

En España, a pesar de aliviar la carga fiscal de las empresas reduciendo el impuesto sobre la Renta del 32,5 por ciento al 30 por ciento y haber dado un paso importante al agilizar los pagos por Internet, aún no es suficiente; porque estas medidas van dirigidas a las empresas existentes, pero no tienen como objetivo la creación de nuevas organizaciones.

En Francia, por ejemplo, en enero del año pasado el Gobierno aprobó el Estatuto del Autoemprendedor, que ofrece la posibilidad de emprender prácticamente a todo el mundo gracias a la reducción de las formalidades necesarias. Ahora en el país vecino, en el que cualquier procedimiento administrativo supone un complicadísimo papeleo, constituir una empresa es posible rellenando un sencillo cuestionario que puede hacerse por Internet en tres minutos. El Ejecutivo galo ha simplificado también las cotizaciones sociales y el IRPF. Con ello, los franceses han visto como se creaban en 2009, en plena crisis económica, 575.000 nuevas empresas.

Sin embargo, nuestro país está todavía muy lejos de sus vecinos europeos en materia de incentivación del autoempleo. De hecho, los trámites administrativos que hay que cumplimentar para crear una pequeña empresa en España pueden implicar hasta a cuatro niveles de la Administración Pública (Hacienda, Seguridad Social, comunidades autónomas y ayuntamientos). Sin entrar en detalle, los principales procesos administrativos que una empresa de nueva creación debe cumplimentar son los siguientes: redacción de la escritura de constitución, certificación negativa del nombre, presentación de la declaración censal, obtención del Código de Identificación Fiscal, otorgamiento de la escritura pública, liquidación del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados, inscripción en el Registro Mercantil, alta en el Impuesto de Actividades Económicas, inscripción de la empresa en la Seguridad Social, legalización de los libros oficiales y comunicación de apertura del centro de trabajo y obtención de la licencia municipal de actividades e instalaciones. Aunque las Ventanillas Únicas Empresariales han facilitado la tarea, son necesarios al menos 47 días para que todo esté a punto.

Además de la sobrecarga administrativa, no podemos olvidarnos tampoco de los índices de responsabilidad que soportan autónomos y sociedades. Mientras que en España el autónomo deberá responder con su patrimonio ante cualquier eventualidad, el Parlamento francés acaba de aprobar una ley para proteger sus bienes privados en caso de quiebra de la empresa. La pérdida del domicilio o de cualquier otra propiedad, muchas veces hipotecado para iniciar una actividad, es una de las principales preocupaciones de los emprendedores. En Francia la medida ha beneficiado ya a 1,5 millones de personas, ¿se podría hacer lo mismo en España? Yo pienso que sí. Es más, no sólo se podría sino que se debería.

Así pues, no resulta fácil crear una empresa. En estas líneas sólo nos hemos referido a una pequeña parte del proceso. Más concretamente, hemos hablado de la parte final, los trámites administrativos. Pero antes de llegar a este punto, necesariamente ha tenido que haber un proyecto de negocio, un plan de viabilidad, una serie de estrategias que den forma a una idea brillante, origen de la nueva empresa. Recorrer ese camino en soledad también es difícil.

Sébastien Chartier, consejero delegado de Creaventure, empresa organizadora del Salón Miempresa.

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