La guerra del depósito no tiene nada de agresiva, pero sí mucho de defensiva. Las rentabilidades que se están publicitando no siempre tienen como objetivo hacer ruido y llamar la atención. Algunos jugadores más bien intentan no perder clientela.
Santander, el líder absoluto del sector, ha puesto negro sobre blanco dejando claro cuál es el suelo: en una renovación para un año vista de un depósito de cierta cantidad hay que exigir como mínimo el 3,25 por ciento que ellos ofrecen.
Con el final de los avales del Estado para emitir títulos y la extinción de las ayudas del BCE, muchas entidades pelearán por captar depósitos. Pero el cliente ahí debe tener ojo: en lugar de bregar porque les reduzcan las comisiones, debe preocuparse más por el tipo de interés que le conceden a la renovación de su ahorro.