Los aumentos de impuestos han sido detonantes de protestas populares, cuando no de revoluciones. La más célebre: la de las colonias americanas británicas. Una subida del impuesto del té acabó en la guerra que creó los Estados Unidos. En España, es famosa la de los castellanos ante Carlos I de España y V de Alemania. Una de sus quejas, encabezados por Padilla, Bravo y Maldonado, era que no querían pagar las guerras europeas del emperador. Su final fue diferente al americano. Derrotados, los castellanos se sumaron a la aventura imperial con ilusión.
El impuesto del té gravaría a todos los ciudadanos, aunque lo pagasen los comerciantes. El impuesto castellano fue abonado por burgueses y nobles. Esta diferencia pudo influir en el distinto apoyo popular de la protesta.
La situación de los Gobiernos que los impusieron también difería. El rey británico tenía mala fama entre las colonias; el nuevo rey español ofrecía un hori- zonte de gloria.
Ahora el PP encabeza una protesta contra la anunciada subida del IVA para el segundo semestre. Con su anuncio, el Gobierno pretendía forzar el consumo en la primera parte del año, que esperaba débil, pensando que los consumidores adelantarían gastos para ahorrarse dos puntos de IVA y, en el segundo semestre, subsanar el déficit público con ese aumento. No parece haber conseguido lo primero, y está por ver que consiga lo segundo.
A la vista de los antecedentes históricos, el PP ya sabe lo que tiene que hacer: primero, convencer a la ciudadanía de que los dos puntos de alza del IVA recaerán sobre todos; segundo, mostrar que tiene un proyecto ilusionante distinto al del Gobierno. Los estrategas del PSOE deben reflexionar. Inglaterra perdió las colonias por una subida de impuestos . Carlos I se financió y acabó retirándose a España al final de sus días. Esta batalla quizá sea la menos glamourosa de las que se ha planteado Rodríguez Zapatero, pero es la más peligrosa.
J. R. Pin Arboledas, profesor del IESE.