La quiebra de Enron puso en evidencia la insuficiencia de los supervisores financieros para supervisar a las grandes corporaciones. Quienes debían ser los guardianes del mercado, ya fueran auditores, empresas de rating, administradores independientes o firmas de abogados corporativos, de uno u otro modo colaboraron para enmascarar la realidad y desviar la atención. Se hacía necesario reforzar la supervisión y eliminar las malas prácticas.
Sin embargo, el informe Valukas, encargado por la administración judicial de Lehman, nos enseña que no hemos aprendido la lección. Las mismas figuras, los mismos personajes, sólo cambian los nombres. De un auditor a otro, de unos administradores a otros, de una firma corporativa a otra, de unos bancos de inversión a otros, y siempre perennes las mismas agencias de rating. Sólo se renuevan las técnicas de la ocultación.
En Lehman, ha sido el denominado Repo 105 el que ha permitido sacar del balance 50.000 millones de dólares de basura financiera. Todo ante los ojos vendados de los supervisores.
Fernando Zunzunegui, Universidad Carlos III.