Opinión

Fernando Fernández: Lo que se aprende leyendo Economía

Dos temas dominan el debate económico español sobre la posibilidad de una recuperación rápida e intensa: el acceso al crédito de las pymes y el déficit estructural y sus implicaciones. Y sobre los dos acaba de publicar el FMI sendos documentos de trabajo que no conviene ignorar.

El primer trabajo (IMF, WP10/57) estudia las burbujas de activos y sus consecuencias sobre el déficit estructural en el caso de Irlanda. La tesis central es que la revalorización de activos, inmobiliarios y financieros, ha producido un efecto engañoso sobre la salud de las cuentas públicas al sobreestimar groseramente los ingresos estructurales. Lo que, traducido al caso español, quiere decir que la magnitud del ajuste estructural necesario es mucho mayor de lo anticipado. Es una forma de decir técnicamente lo que muchos pensamos, que el Gobierno ha considerado como ingresos recurrentes lo que eran rentas extraordinarias. En concreto, la previsión del Plan de Estabilidad presentado a Bruselas de que los ingresos fiscales se van a recuperar 3,6 puntos del PIB a 2013 y llegar al 38,3 por ciento PIB, un punto más que antes de la crisis en 2008, es puro desconocimiento o esconde una subida generalizada de los tipos impositivos. Como los técnicos de Hacienda son buenos profesionales, la conclusión es obvia. Esto quizá ayude a explicar las declaraciones de algunos ministros animando a abrir "un proceso de reflexión que conduzca a un consenso" sobre la ecuación servicios públicos presión fiscal. Más allá de la cursilada de la expresión, el objetivo está claro: presentar la subida de impuestos como inevitable para proteger nuestro modelo de sociedad. Ya lo hizo el presidente de Gobierno al asociar IVA y prestaciones por desempleo. Lo que no cabe en los planes del Ejecutivo es reducir el tamaño del sector público evitando excesos, duplicidades y sinsentidos.

El segundo (IMF,WP10/47) estudia internacionalmente el comportamiento del crédito bancario durante la crisis con resultados interesantes. Dos son los principales determinantes de la brutal caída post crisis: el nivel de los excesos cometidos antes del estallido de la burbuja financiera y la caída en el crecimiento del PIB de los socios comerciales. El primer factor, los excesos se pagan, es un indicador de la oferta de crédito; los bancos no pueden prestar porque sus balances están contaminados y hasta que no se haga la restructuración no hay nada que hacer. El segundo tiene que ver con la demanda de crédito, siendo el crecimiento económico de nuestros clientes el principal determinante de la solvencia de las empresas que piden crédito. Conviene tener presente estos hechos ahora que el Gobierno ha decidido suplir a las entidades financieras privadas y utilizar el endeudamiento del ICO como instrumento político. Será inútil, complicará el problema del déficit público mientras no se resuelvan los problemas de fondo, el exceso de capacidad instalada en la industria financiera y la calidad crediticia de los demandantes de liquidez asociada a la elevada tasa de paro. Esta semana hemos conocido nuevos rumores de que el Banco de España piensa actuar; se ha insistido en las obligaciones que nos vendrán impuestas por la revisión de los criterios de solvencia de Basilea. Ojalá sea verdad, aunque no hay nada decidido, pero, en cualquier caso, no hay tiempo. ¿O es que pensamos seriamente que el ICO puede suplir al sistema financiero español durante un año?

Fernando Fernández, IE Business School.

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