Opinión

Editorial: Planes de pensiones negociados

El actual sistema de pensiones da a sus beneficiarios más de lo que ellos han contribuido, gracias a que hay más trabajadores que jubilados. Con el cambio demográfico, semejante relación no puede continuar. Y la llegada de la crisis ha hecho que esta realidad se haga patente mucho antes de lo que nadie esperaba. Ahora parece lógico que se produzca una transición hacia un sistema con varias franjas.

Lo más probable es que haya una red que garantice la existencia de una pensión mínima; otra banda constituida por los que aportan una cotización obligatoria acorde a lo que recibirán; y luego se dará la posibilidad de que se contribuya más o menos según uno necesite o planee. A lo que habría que sumar el fomento de los planes de pensiones privados. Incluso el ministro de Trabajo, Corbacho, se ha apuntado ya a esta tendencia manifestando que él ya tiene el suyo, como casi todos los miembros del Ejecutivo.

Sin embargo, tal y como hoy revela elEconomista, estos planes privados presentan un grave inconveniente. Como en el caso de los productos del campo, los intermediarios suben mucho los precios. De ahí que las empresas puedan lograr comisiones hasta un 88 por ciento más reducidas. Es un claro caso de economía de escala que el Gobierno debería considerar a la hora de impulsar este apartado.

Podría aprovechar el poder negociador de las empresas para que se hagan más planes a través de ellas, como en otros países. Hasta ahora, se toman los planes de pensiones por la reducción de la base imponible que supone para el contribuyente. Pero si se redujeran las elevadas comisiones, ganarían peso los planes privados.

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