Lactalis será el comprador de Puleva, lo que colocará al grupo francés como el reñido subcampeón del mercado lácteo español, con una cuota de mercado del 13 por ciento. Pero en la operación ha sido vencedor absoluto, de la mano del juego del mercado.
Desde que hace un mes Ebro Puleva pusiera en venta su división láctea, no se demoraron las presiones del Gobierno que el grupo ignoró. Agricultura quería frenar la entrada de los galos e intentaba propiciar una unión entre compañías españolas, a pesar de que el gigante resultante pudiera tener envergadura como para influir demasiado en los precios.
Se ha impuesto la mejor oferta y la realidad de que para detener el avance foráneo sólo pueden valer el mercado, las medidas liberalizadoras y las decisiones empresariales autónomas. Sin presiones.
