El largo y tortuoso camino de las fusiones de las cajas sigue jalonado de escollos. Sobre todo, cuando se trata de integraciones transregionales, que diluirían el poder de las autonomías. Tras demasiados meses sin pronunciarse, Rajoy por fin se atreve a romper incluso con los barones regionales de su propio partido para facilitar el saneamiento del sistema financiero. El PP quiere retirar el veto autonómico para las cajas que precisen del Frob y encomendar a organismos estatales la supervisión de las fusionadas de ámbito nacional. Bien hecho, aunque esta disputa entre populares no tendría lugar si el Banco de España y el Gobierno hubiesen mostrado el valor para reformar la Ley de Cajas, en vez de pretender que la reordenación discurra según sus planes por la vía del hecho al margen del derecho.
