El principal problema que tiene la economía es que quien decide sobre su futuro no la conoce. Los burócratas que manejan esta crisis no han creado en su vida un solo puesto de trabajo ni saben cómo funciona una empresa más que de oídas.
Ese desconocimiento nos conduce a propuestas como la de los préstamos directos del ICO para empresas solventes, como si las compañías así calificadas no pudieran obtener esos 200.000 euros, que dicen les van a dar, en cualquier entidad financiera. Si esta medida para empresas solventes hubiera venido hace dos años, cuando las empresas aún lo eran, les habrían quitado el dinero de las manos y muchas podrían haberse salvado de la quema. Pero la solvencia de muchas empresas viables se ha erosionado por varias razones, siendo las principales la retirada en su momento del crédito bancario a corto, la bajada de ventas y la imposible financiación de la reconversión de su actividad. Y ahora, cuando tienen el agua al cuello y ya no son solventes, pudiendo haberlo sido, nos dice el Gobierno que les va a dar crédito si lo son.
Hay miles de compañías en dificultades que no van a tener acceso al crédito porque presentan morosidad con la Seguridad Social, Hacienda, entidades o proveedores, tienen algunas inscripciones en registros de morosidad y, teniendo aún negocio, no han tenido la cintura de recomponer sus costes o ampliar su financiación en el cortísimo plazo en un entorno muy hostil. De esas miles de empresas dependen los puestos de trabajo que se van a perder, e irremediablemente se perderán porque no van a cumplir los requisitos precisos para obtener esa financiación que necesitan para salvarse. Las entidades financieras están buscando con lupa empresas acreditables en sectores viables que sean solventes, y cuando encuentran ese mirlo blanco no pasan de largo sin hacer negocio. La demanda de crédito que no cubren es la que el ICO tampoco va a cubrir.
Los créditos del ICO deberían destinarse con carácter finalista a problemáticas específicas: financiar impuestos, Seguridad Social, reestructuración de negocio y de pasivo, etc., partiendo de un estudio de viabilidad y no de una situación de solvencia estática. Criterios como antigüedad en la actividad, calidad de la gerencia, viabilidad del sector y plan de negocios no son sencillos de evaluar, pero es el tipo de análisis que precisan muchas empresas y el que más puestos de trabajo salvaría.
Juan Fernando Robles, director del Instituto Superior de Técnicas y Prácticas Bancarias.