Cuando el avestruz observa el peligro esconde la cabeza e intenta pasar desapercibida. Renfe ha visto las orejas al lobo en España, tras comprobar como grandes grupos de transporte -como Arriva o National Express- y ferroviarios -como DB y SNCF- desembarcaban en el país para tomar posiciones. Tras unos años dubitativa, la operadora ha decidido hacer lo mismo y plantar cara al enemigo en su propia casa. De momento, se atreve a desembarcar en el mercado británico para pujar por un goloso contrato ferroviario. Es evidente que fácil no lo va a tener, porque las autoridades británicas van a mirar con lupa sus pretensiones, aunque el hecho de acudir con National Express será de gran ayuda. Una muestra de que la liberalización ha hecho que el operador se ponga las pilas.