Opinión

Luis Garicano: Sector financiero, es hora de que el Banco de España pase a la acción

Los procesos de fusión y saneamiento del sistema financiero están atascados. El Banco de España reacciona tratando de hacer más apetecibles estos procesos de integración -limitando la necesidad de cerrar sucursales, por ejemplo- que, de momento, son regionales y entre entidades vulnerables. Esto no resuelve nada.

La suma de entidades vulnerables es, al menos, igual de vulnerable. La situación requiere que el Banco de España se ponga manos a la obra e intervenga en las instituciones que lo requieran.

El sector financiero español ha sobrevivido los primeros dos años de la crisis con mejor salud que el de otros países occidentales. Esto ha sido el resultado, en gran parte, de varias decisiones acertadas del Banco de España. Entre ellas, dos en especial: el aprovisionamiento dinámico, mediante el cuál los bancos crean provisiones "genéricas" durante los buenos tiempos, que pueden usar durante los malos; y la prohibición de sacar fuera de balance los vehículos estructurados de inversión (SIV), que permitió a los gigantes americanos (especialmente a Citi) y a algunos europeos ocultar legalmente el nivel de riesgo al que estaban expuestos.

El problema, claro, es que si los bancos españoles no estaban expuestos al subprime de Florida, sí que lo estaban al de Marbella: nuestro sector inmobiliario.

Existen una serie de elementos que tienen que preocupar a los reguladores y a los políticos españoles, y que deben llevar a que el Banco de España acelere el proceso de reestructuración en entidades financieras.

1. Existen indicios claros y crecientes de que el sector financiero está restringiendo el crédito a la economía. Miren el gráfico 1, tomado de la presentación de los resultados del cuarto trimestre de 2009 de La Caixa. La caída del crédito a las familias y a las empresas es ya clara y preocupante; en vez de proveer financiación, el sistema financiero la está absorbiendo.

El problema con este gráfico es el habitual de identificación: no se puede saber si la caída del volumen de crédito se debe a una merma de la oferta (los bancos y cajas prestan menos) o de la demanda (las familias y empresas quieren menos).

A falta de un método para averiguarlo, podemos preguntar a las empresas. Esto es lo que ha hecho el Banco Central Europeo. La figura 2 refleja cómo las empresas españolas ven su acceso al crédito. Las pymes españolas percibieron, de lejos, la mayor contracción de crédito de la muestra realizada por el BCE. La diferencia entre las que vieron mejora (el 8%) y las que vieron deterioro (el 57%) es del 49%; la barrita más larga de la muestra, con claridad. La situación en otro país con problemas bancarios serios, Alemania, es también preocupante, así como en el conjunto de la eurozona, con la excepción de Francia.

El gráfico 3 confirma que las pymes españolas se enfrentan a una situación particularmente complicada: sólo el 44% de sus peticiones son aprobadas, frente al 80% de Francia o el 59% de Alemania. De nuevo, la hipótesis de que el sector bancario tiene que ver con el problema corresponde bien al hecho de que los países con sectores bancarios frágiles vean menos crédito.

2. Existen indicios claros de que la contabilidad, al menos la de las cajas, no es transparente y de que el reconocimiento de las pérdidas se está posponiendo excesivamente. El gráfico 4, tomado de la presentación de las cuentas de La Caixa del último trimestre de 2009, sugiere que la mora de los bancos ha crecido a un ritmo constante desde que la crisis comenzó, mientras que la de las cajas ha dejado de crecer en abril de 2009.

Si desde ese mes la situación de morosidad se ha estabilizado, ésa es la mejor noticia que he oído sobre la economía española en mucho tiempo. Personalmente, yo no me lo creo.

¿La alternativa?

Los números de mora de las cajas no tienen sentido. ¿Un ejemplo? En los datos de mora de julio de 2009 (los últimos disponibles uniformemente), sólo Caja Castilla La Mancha, intervenida por el Banco de España, presentaba cuentas verdaderamente transparentes. Pues bien, sus niveles de mora alcanzaban el 17,3%. El resto del sector mostraba un 5% de mora.

Hay muchos aspectos de este problema, pero existe uno en el que no hemos incidido: las tasadoras participadas por la banca representan la mitad del sector. Por ésta y otras razones descritas, las cuentas del sector financiero, y sobre todo las de las cajas, no son creíbles.

3. Existe la certeza de que la situación del sector financiero va a empeorar en los próximos años. El paro continúa creciendo, los activos inmobiliarios siguen sin venderse, y cada vez hay más problemas para refinanciar los préstamos gigantes con las inmobiliarias. Las renegociaciones generalmente han incluido dos años de carencia sin pago de intereses ni principal (lo de siempre; si debo 100.000 es mi problema, pero si te debo 100 millones es el tuyo). Cuando los enormes sindicatos de acreedores (de hasta 40 ó 50 bancos) tengan problemas para coordinarse y conseguir inyectar financiación fresca para mantener al cadáver con apariencia de vida, el edificio entero va a colapsar, dejando agujeros significativos en los balances.

Todo esto es sabido. Quizás un elemento nuevo que podemos ver en varias de las notas sobre la banca española que han salido recientemente es el incremento del riesgo en tipos de interés al que se enfrentan los bancos españoles.

Tanto UBS como Morgan Stanley muestran preocupación por los bancos españoles. UBS habla de los siguientes factores: la caída de los ingresos por hipotecas al reajustarse al más bajo euribor (con 12 meses de retraso), la desaparición de las líneas de crédito del BCE, la necesidad de reducir el apalancamiento y la falta del crecimiento del negocio.

Morgan Stanley enfatiza el alza del riesgo país, lo que ha elevado directamente el coste de fondos para los bancos, aparte del deterioro macroeconómico que estamos sufriendo (recordemos que incluso BBVA tiene un 60 por ciento de su cartera de préstamos en España).

4. En suma. Por su efecto sobre la economía doméstica, por la falta de transparencia de sus cuentas, y por las grandes posibilidades de deterioro futuro, creo que es hora de intervenir en el sector financiero. Está claro que hay instituciones que son solventes (La Caixa, Santander, BBVA, etc.) y varias que están haciendo un esfuerzo notable de transparencia, con el BBVA a la cabeza. Pero está claro también que hay muchas instituciones que no son solventes (las que tienen la mayor parte de los créditos a promotores), y éstas están probablemente contribuyendo a asfixiar a la economía española.

¿Qué instituciones deben ser intervenidas?

Las lecciones de la crisis japonesa son claras: no es posible conseguir la recuperación económica sin que los bancos reconozcan sus pérdidas, las purguen y comiencen a cumplir su labor de prestar dinero de nuevo.

El instrumento para intervenir existe, el Frob, que además de la zanahoria de fondos para las fusiones, que es la única de la que se ha hablado hasta ahora, contiene una trituradora (como la llamaba uno de los autores de la ley) que permite al Banco de España intervenir y rescatar a la fuerza a las entidades financieras.

Hay que intervenir los zombies, claro está, que son las que impiden el flujo adecuado de crédito a la economía doméstica. ¿Quiénes son estos zombies? El Banco de España sabe qué instituciones no tienen suficientes recursos propios y puede forzarlas o bien a conseguir más capital, o bien a vender activos y participaciones; si esto no es posible, puede y debe intervenir. Ya. Lo quieran los políticos autonómicos o no.

Luis Garicano, profesor de la London School of Economics y miembro de Fedea.

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