Opinión

Matthew Lynn: ¿Por qué no se crea un 'mini fmi'?

La zona del euro y el Banco Central Europeo se enfrentan ahora a lo que los mercados llaman la crisis de los PIGS: Portugal, Irlanda, Grecia y España. Los mercados de bonos han castigado con dureza a Grecia por un déficit del 12,7 por ciento del PIB. Sin embargo, el BCE debería ver esto como una oportunidad.

Desde que se creó el euro, existe confusión respecto de la responsabilidad fiscal. Ésta es la oportunidad de arreglar las cosas. Si se soluciona esta crisis, el euro podría establecerse como la moneda dominante. El meollo del problema de los PIGS es muy simple: desde hace años, esos países han podido contraer deudas en una moneda que era mucho más fuerte y tenía costos crediticios mucho menores que las viejas monedas nacionales. Ahora la cuenta está a punto de vencer. Pueden instrumentar duras medidas de austeridad y someter sus economías a una recesión salvaje, o pueden abandonar el euro e introducir una nueva moneda. De cualquiera de las dos maneras, las perspectivas son muy sombrías.

Hay, sin embargo, un programa de tres pasos que haría frente a la crisis y fortalecería el euro a largo plazo. Esto es lo que el BCE, con el respaldo de los gobiernos de la zona del euro, tiene que hacer:

Paso 1: negarse a un rescate. Los mercados de bonos asumieron que prestarle a los PIGS era lo mismo que prestarle a Estados Unidos o a Japón. En última instancia, el banco central siempre los rescataría mediante el recurso de imprimir más dinero. Eso fue un gran error.

Hay que explicar que nadie dijo que el euro funcionaría de esa forma. Si se presta dinero a Grecia o a Portugal, hay que hacer un cuidadoso análisis de esa economía y decidir si el bono puede reembolsarse. En la zona del euro, el mercado de bonos tiene que empezar a funcionar como el mercado de deuda empresarial y evaluar a cada tomador de crédito según sus méritos.

Paso 2: organizar un incumplimiento ordenado. A los PIGS no les va a ser posible cumplir con sus obligaciones, por la simple razón de que el peso de la deuda es demasiado grande. Y si los gobiernos reducen demasiado el gasto, hundirán sus economías con excesiva rapidez. La recaudación impositiva se desplomará, lo que hará aún más difícil pagar las deudas. Quedarán inmersos en un círculo vicioso. El dolor será mucho, y no hay motivo por el que los tenedores de bonos no lo compartan. Las empresas no siempre cumplen con sus bonos. Lo mismo pasa con los países. Bajo la guía del BCE, los PIGS deberían declarar una reestructuración de la deuda: pueden anunciar una suspensión temporal del pago de intereses y ofrecer a los tenedores de bonos un reembolso del 50 por ciento de su dinero. Eso es lo que pasaría si una empresa estuviera esforzándose por pagar sus deudas.

Paso 3: crear un mini FMI. Con frecuencia es más fácil que un organismo externo imponga cambios duros. Los irlandeses han hecho un buen comienzo mediante una drástica reducción del gasto público y la disminución de impuestos a empresas. Están canjeando el dolor a corto plazo por ventajas a largo plazo, lo cual es siempre mucho mejor que hacer las cosas a la inversa.

Cuando se introdujo el euro en 1999, no se sabía con certeza si los Estados miembros de la eurozona tendrían que rescatarse mutuamente ni si las políticas económicas se impondrían desde el centro.

Ahora debe darse una clara respuesta a esas cuestiones. El euro no podrá sobrevivir si sus miembros pueden acumular deudas enormes y hacer que otros países se hagan cargo de la cuenta. Por otra parte, cuando sea necesario, el BCE tiene que imponer un duro remedio económico. La crisis de los PIGS es una oportunidad para abordar esos dos puntos. El resultado será que la moneda común se fortalecerá.

Matthew Lynn, analista de Bloomberg.
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