
Las buenas noticias que llegan de las grandes potencias mundiales siguen influyendo positivamente en el sentimiento económico de los españoles. Según la encuesta que publica elEconomista, el índice de confianza de la población ha mejorado 10 puntos, lo que significa que también en nuestro país empezamos a asumir que la situación puede empezar a cambiar.
Es optimismo, sobre todo en el horizonte de los próximos 12 meses, pero es moderado.
Así lo constatan datos que, independientemente del sentimiento, reflejan la reacción real de las economías domésticas ante la coyuntura.
De este modo, la dureza de la crisis económica ha provocado que las familias mantengan todavía una aversión al riesgo considerable, lo que se traduce en que más del 80 por ciento de los encuestados no tienen contemplado para los próximos 12 meses ningún tipo de inversión en bienes duraderos -grandes compras-, esto es, adquisición de nuevas viviendas, reforma de las actuales o la compra de un automóvil.
Es un resultado coherente, en primer lugar, con las dificultades para encontrar financiación -para empresas y familias-, y también con el hecho de que aumentan las personas, hasta el 59 por ciento que creen que no tendrán capacidad para generar ahorro en los próximos 12 meses. Además, un 68 por ciento ya no ve futuras caídas en los precios, sino el mantenimiento en los niveles actuales o incluso un ligero aumento, lo que influye negativamente en los niveles de consumo.
Comparativamente, la percepción de la economía y la confianza han mejorado con respecto a la encuesta de junio. Sin embargo, un avance tan lento contribuye a afianzar la idea de que, aunque efectivamente mejore el panorama internacional, España tardará más tiempo en recuperarse.