Opinión

La nueva normalidad de Sánchez asusta

Las medidas del presidente Sánchez siguen generando dudas

El pasado 18 de abril, el presidente de Gobierno volvió a comparecer para anunciar que el confinamiento se prorrogará hasta el 9 de mayo y que a continuación empezará la desescalada, si bien habrá algunas medidas previas para relajar el confinamiento en algunos sectores de la población.

Fue una idea genérica, sin detalles y donde apenas habló de que piensa hacer el Gobierno para recuperar la normalidad social y económica del país.

Si dijo que habrá una Nueva Normalidad y ese concepto asusta sobre todo viniendo de un líder que llevó a su partido a abandonar la socialdemocracia por el socialcomunismo y que con tal de alcanzar el poder unió sus intereses a los de partidos radicales, populistas e independentistas que lo que han pretendido hasta ahora es romper con el sistema constitucional y la unidad de España.

Necesitamos un gobierno que crea en los empresarios, las pymes y los autónomos

Aún así, los partidos democráticos le han vuelto a ofrecer apoyo y las comunidades autónomas y municipios le escucharán pues por encima de todo está España y el interés general.

Ahora bien, ¿cómo se tiene que producir esa recuperación social y económica? Pues, hay básicamente dos modelos.

El primero, un modelo basado en ayudas pasivas. Este es el modelo que plantea el Gobierno a través de su medida estrella que es la creación del Ingreso Mínimo Vital o Renta Básica para un millón de unidades familiares con 12 casos familiares diferenciados según el tipo de familia, número de hijos e índice de pobreza, llegando en total a tres millones de individuos.

El coste total de esta medida se estima como mínimo en 6.000 millones € anuales. Hay que recordar, no obstante, que todas las comunidades y ciudades autónomas tienen ya sistemas de renta mínima, si bien son muy heterogéneos en criterios y cuantía contra la extrema pobreza de los que se benefician más de 300.000 unidades familiares por más de 1.500 millones € y que por ello, una opción alternativa podría ser unificar estos sistemas y homogeneizarlos ayudando a las Comunidades Autónomas en su financiación.

El problema de este modelo de ayudas pasivas es que incrementa notablemente el gasto público y si no hay financiación que lo soporte, como es el caso debido a la fuerte caída de ingresos, habrá que recurrir al endeudamiento.

Es, además, un modelo improductivo y que no genera riqueza. Se trata en definitiva de dar peces cuando lo que hay que hacer es lo que dice el viejo proverbio "Dale un pez a un hombre, y comerá hoy. Dale una caña y enséñale a pescar y comerá el resto de su vida".

El segundo, un modelo basado en ayudas activas. Este modelo se basa en generar las condiciones adecuadas para que empresarios, pymes y autónomos generen empleo.

El Gobierno de España ha adoptado medidas, pero claramente insuficientes, y eso es lo que le diferencia de otros países que han apostado por este modelo como así se lo recuerda el sector empresarial español que tachan al Gobierno de tibieza y de falta de compromiso con el tejido empresarial y productivo.

Esta escasez de medidas se observan con claridad en las previsiones fiscales de España y otros países calculado por el FMI: Alemania ha adoptado medidas de gasto inmediato del 4,4% PIB, liquidez del 6,2% PIB y avales del 23,4% PIB; Francia medidas de liquidez directa a las empresas del 13,9% PIB; Reino Unido medidas de gasto del 3.1% PIB y avales del 15,7% PIB; y España, medidas de gasto equivalentes al 1,2% PIB, liquidez del 0,9% PIB y avales por el 8,9% PIB.

Este modelo también incrementará notablemente el gasto público pero a diferencia del anterior tiene retorno pues la ayuda al tejido empresarial se devuelve a la sociedad a través de la no destrucción de empresas; la consolidación y creación de empleo; y la producción y generación de riqueza que en definitiva supone más ingresos para el Estado. Además, menos clases pasivas detraerán menos recursos de las arcas públicas.

Las declaraciones de la ministra Yolanda Díaz incendiaron el sector hostelero y turístico y crearon más angustia

Pero para aplicar este modelo hay que creer en la empresa y no realizar declaraciones como las de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que con los primeros ERTEs pidió a los empresarios ejemplaridad y compromiso con su pueblo y que si la Inspección detecta un ERTE irregular, las empresas tendrán que responder hasta el último céntimo, incluido lo percibido por el trabajador por el desempleo".

Por eso, hoy más que nunca necesitamos un gobierno que crea en los empresarios, en las pymes y en los autónomos; un gobierno que crea que el empleo es la mejor palanca para el crecimiento, la riqueza y el bienestar. Y ese Gobierno no es otro que el de Pablo Casado y el Partido Popular.

El FMI recientemente ha alertado de la recesión que se va a producir en todo el mundo con una caída del 3% PIB, y que serán los países del bloque del euro los más golpeados, especialmente los del entorno del Mediterráneo y principalmente España con una caída del 8% PIB.

No podemos mirar hacia otro lado como la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que como no le gustaron las previsiones del FMI las tildó de precoces y preliminares".

Son momentos de actuar, de diseñar estrategias para la recuperación social y económica del país y de generar confianza a los españoles evitando declaraciones como las de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, el pasado 17 de abril que incendiaba los sectores turístico y hostelero, añadiendo más ansiedad y angustia.

Son momentos de volver a la normalidad pero que se parezca lo máximo posible a esa vieja normalidad que con sus fallos y sus defectos nos gustaba y no a esa nueva normalidad que todavía Pedro Sánchez no nos ha explicado cómo quiere que sea.

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