
Móvil. Big Data. Internet de las cosas. La nube. La economía global de este siglo empezó siendo digital y no ha hecho más que crecer. Sin embargo y a pesar de los avances tecnológicos, la transformación digital como eje estratégico en las organizaciones se ha quedado muchas veces atrás y no es hasta ahora cuando está tomando protagonismo.
Tanto en finanzas, como en telecomunicaciones o en la administración local, los directivos deben hacerse ahora grandes preguntas digitales: ¿En qué medida somos digitales? ¿Cuál es nuestra madurez? ¿Quién sigue en el mundo del papel cuando debería ser digital?
Según un estudio de la consultora McKinsey, las organizaciones prevén que las iniciativas digitales mejorarán su eficiencia entre un 5% y un 10% en los próximos tres a cinco años. Para lograr este objetivo, es condición indispensable que, además de impulsar nuevas estrategias, se sustituyan los procesos internos manuales por flujos de trabajo digitales.
Desde integrar y conectar los sistemas de gestión empresarial, CRMs y sistemas de automatización de procesos a actualizar en tiempo real todos los datos de una organización. Compañías en todos los sectores trabajan para analizar cómo pueden poner en marcha estrategias de transformación digital en marketing, operaciones, ventas. Es necesario valorar cuál es su madurez digital y qué procesos deben poner en marcha para unirse a la digitalización.
A medida que las organizaciones avanzan hacia un modelo digital, adoptan nuevos procesos, ofrecen soluciones más avanzadas e impulsan una cultura de cambio y crecimiento, determinar la forma cómo pueden alcanzar sus objetivos es cada vez más complicado.
Pero, ¿qué pasaría si la pregunta clave para acelerar la transformación digital no fuese "cómo" sino "dónde"?
La variable geográfica es un elemento común en los datos de una organización que hace posible analizarlos de forma integral y holística. Los mapas inteligentes y la localización son un marco para la integración de sistemas de negocio que permiten acelerar, en último lugar, la digitalización.
Con ellos, cualquier empleado y cliente puede compartir una misma perspectiva de la organización desde su ordenador de mesa, dispositivo móvil o en el Internet de las Cosas. Los mapas son interactivos y permiten ver los datos de forma visual, mejorando su comprensión y la capacidad de ver patrones y tendencias que abren nuevas oportunidades para impulsar la digitalización.
Con los mapas inteligentes, no se trata de recurrir a nuevos datos o sistemas de información, sino de descubrir el contenido de valor que hay en los datos existentes dentro de una organización y que pueden ayudar en la toma de decisiones en cualquier momento y desde cualquier lugar.
Al mismo tiempo, los mapas inteligentes permiten reemplazar procesos internos que resultan repetitivos o que ralentizan la transformación digital. En vez de recoger datos en papel o en sistemas aislados, cualquier persona dentro de una organización puede aprovechar la variable geográfica para crear un centro de gravedad de los datos a lo largo de toda una compañía.
Esto permite ahorrar mucho tiempo, ya que se evitan los registros manuales y las peticiones entre un departamento y otro para obtener la información necesaria. Hoy diversas compañías avanzadas se apoyan en la perspectiva geográfica para impulsar la transformación digital. Proyectos pioneros que aprovechan el potencial de los mapas inteligentes para mejorar su eficiencia y rentabilidad, muchos de ellos, se presentarán en nuestro país, en Madrid, durante la Conferencia Esri, evento referente sobre tecnología geográfica.
En el sector farmacéutico, por ejemplo, los mapas permiten analizar en tiempo real las existencias de vacuna contra la gripe en cada centro hospitalario para optimizar el suministro y las ventas. Esto se traduce en una oferta de producto en tiempo real que garantiza, en primer lugar, un mejor servicio a los pacientes y, en segundo lugar, la rentabilidad de las organizaciones.
En el sector bancario, la perspectiva geográfica acelera y optimiza la evaluación de riesgos, la selección de lugares para abrir nuevas oficinas o el marketing. Incluso los bancos pueden seguir sus transacciones sobre un mapa analizando el origen, el destino, el importe y el cliente para detectar acciones fraudulentas.
Cada vez son más los sectores que reconocen el valor de los procesos digitales. Se empieza a ver la necesidad de recurrir a una planificación digital estratégica en vez optar por la simple ejecución de capacidades digitales. En este sentido, la variable geográfica es un gran punto de partida que proporciona el marco para conectar todos los procesos, uniendo a todas las personas del ecosistema de una organización. Si se quiere entrar en la era de la transformación digital, la pregunta que debe hacerse no es "cómo" es "dónde".