Actualmente, se comercializan los 'forks', unos sistemas operativos a partir del código fuente de Android que pueden poner en problemas al gigante americano.
Cuando uno está en un campo de batalla, más le vale tener ojos en todas partes. De tanto estar obsesionada por Apple y su iOS, Google no parece haber visto la amenaza que crecía a sus espaldas, y que planea desde ahora sobre Android.
Se trata de los forks, unos OS creados a partir del código fuente de Android, que fue abierto al mayor número por Google vía el Android Open Source Projet (AOSP). En 2014, alrededor de 290 millones de smart-phones funcionando con un OS derivado de Android encontraron comprador en el mundo, según los datos de ABI Research-casi la cuarta parte del mercado mundial-. "Existe el riesgo de que haya cada vez más forks en los próximos años", pronostica Jérôme Colin, especialista de telecos en Roland Berger.
En origen, el gigante americano puso a punto el proyecto Android para no dejar el campo libre a Apple en el mercado de los móviles. En 2007, Google creó paralelamente al AOSP el Open Handset Alliance. Se trata de un consorcio al que se sumaron una treintena de grandes constructores, fabricantes de semiconductores así como gigantes de las teleco deseosos de situarse bajo el estandarte Android.
Este doble sistema de apertura y de alianza fue temiblemente eficaz. Con Android, la firma de Mountain View permitió a fabricantes de smartphones disponer de un sistema operativo de alto nivel sin contrapartida. Por su parte, Google sacó provecho colocando sus servicios (Google Búsqueda, Gmail) en millones de smartphones. En 2012, el gigante californiano poseía más del 50 por ciento de cuota de mercado de los OS según la agencia IDC-más del doble que Apple-. El pasado año, se vendieron en el mundo más de mil millones de smartphones funcionando con Android.
El sistema operativo de Google alcanzó muy rápidoa los emergentes, donde las telecomunicaciones están en plena expansión, posicionados en el low cost.
La amenaza es doble
Ahí surgió el primer motín, ya que algunos grupos empezaron a forkear y personalizar su sistema operativo. "En primer lugar, estos tuneados afectaron a elementos anexos, como la interfaz", explica Vincent Teulade, especialista en telecos de PwC. "Pero, progresivamente, se centraron en el ecosistema de aplicaciones", continúa.
Baidu fue uno de los primeros en abrir las hostilidades. En 2010, el motor de búsqueda chino puso a punto su propio fork, Yi OS, que le permitió ofrecer sus servicios en lugar de los de Google. Alibaba hizo lo mismo con Alyun. Google se puso en pie de guerra. En 2012, el grupo de Mountain View presionó a Acer para que ésta última renunciase a lanzar un smartphone que funcionaría supuestamente con Alyun. Se echaron atrás.
"Con Android, nuestro deseo era crear un círculo virtuoso abierto del que se beneficiarían todos los miembros del ecosistema [?]. Al unirse al Open Handset Alliance, cada miembro debe contribuir a construir una plataforma Android, no un montón de versiones incompatibles", rechinó entonces el gigante americano. El 15 de abril, la CE inició una investigación contra Google, porque sospecha que el grupo ha forzado a los fabricantes que utilizan Android a preinstalar exclusivamente sus aplicaciones.
En 2014, el constructor chino Xiaomi vendió 61 millones de aparatos equipados con su OS derivado de Android: Miui. El número cinco del mercado de los smartphones sigue cargando la Play Store en la India, Malasia o Indonesia. Pero ha demostrado que era capaz de desarrollar un fork convincente, sin integrar los servicios de Google. "La amenaza es doble. Por una parte, en lo que se refiere a la publicidad, dado que un menor número de usuarios pasaría entonces por sus servicios de búsqueda", comenta Jérôme Colin. "A nivel de la compra de aplicaciones, ya que menos personas utilizarían Play Store."
Al frente de esta revuelta anti-Android, se encuentra Cyanogen, cuya principal actividad es el desarrollo de un fork. Este equipará especialmente los smartphones de Micromax, primer fabricante de la India. Actualmente, reivindica 50 millones de usuarios para su fork.
Fortaleza no asediada
Aunque la firma tiene motivos para estar preocupada, la fortaleza Android dista mucho de ser asediada. "Es fácil diseñar un nuevo OS, el problema es construir el ecosistema que lo rodea", subraya Richard YU.
Además de estas barreras naturales, la respuesta de Google no se limita al choque frontal, la californiana se esfuerza por minar el terreno de los forks. Desde hace varios años, se dedica a restringir la parte open source de Android, retirando el código informático de sus aplicaciones, como Google Play Music, Google Search, Google Camera, para transferirlas y continuar su desarrollo en la parte Google Play Services, que es cerrada.
Una astilla gruesa
Esta contraofensiva no parece frenar el avance de los forks. Por primera vez, las ventas de smartphones funcionando con Android se redujeron de un trimestre a otro a finales en 2014.
Según ABI Research, se vendieron 205 millones de unidades en el cuarto trimestre, contra 217 millones durante los tres meses anteriores. Aunque el iPhone 6 de Apple es el primer responsable, los forks no se quedan atrás, ya que se vendieron 85 millones de aparatos funcionando con un derivado de Android en el mismo período.
Pero no hay que engañarse: es Google quien tiene la sartén por el mango en este asunto y los forks son más una astilla gruesa en su pie que un veneno mortal?
La verdadera pregunta consiste en saber ahora hasta dónde está dispuesta a llegar Google para preservar sus posiciones. ¿Cerrará la parte de open source de Android?