Juan Manuel Entrecanales o Antonio Garrigues son algunos de los vecinos que disfrutan en Sotogrande del golf y las salidas en las embarcaciones de recreo. Sólo los elegidos pueden permitirse vivir aquí.Sotogrande es un club selecto de acceso restringido.
Entre sus vecinos se encuentran el presidente de Acciona, José Manuel Entrecanales, el presidente de Bankinter, Juan Arena, y el abogado Antonio Garrigues. Veranean a un paso de Marbella, pero muy alejados de su bullicio. En vez de tomar copas en el bar de Dinio, aquí juegan al golf sin prisas, descansan sobre la cubierta de sus grandes veleros o ven a sus hijos jugar al polo. En realidad, sólo hay una discoteca, Óscar, lo que le ha valido al lugar el apelativo de Tostongrande.
Mantiene tradición
Este enclave gaditano tiene, además, la cualidad de ser uno de esos sitios de toda la vida, donde cada cosa está en su sitio, tal como quedó el verano pasado. "El éxito de Sotogrande es su continuidad en el tiempo", señala José Carlos Pérez Ocaña, director regional de Andalucía del Área Suelo y Residencial, de la consultora inmobiliaria Knight Frank.
"Fue fundado en 1962 con un concepto muy americano de grandes espacios abiertos, baja densidad de población y amplias parcelas, que fue muy revolucionario en España y se mantiene hasta hoy". Lo que primaba en el resto de la costa mediterránea era el abigarramiento y la construcción acelerada, lo que también perdura hasta la fecha.
Autovías
Cuando en este país no existían autovías, en Soto-grande las carreteras eran de doble vía. Conducían a una playa de tres kilómetros junto a la que el empresario Joseph Mc Micking compró una finca de 1.800 hectáreas que imaginó a imagen de los centros de vacaciones más exclusivos de California. Por supuesto, no podía faltar el correspondiente campo de golf, que se encargó al reputado diseñador Robert Trent Jones, también muy solicitado en el área de Marbella. Ahora, son ocho en los que practicar el swing, cotillear sobre las opas del verano y medrar en los círculos financieros de Madrid; el 60 por ciento de los residentes provienen de la capital. Les siguen sevillanos, vascos e ingleses.
El polo también está presente
El Club Santa María es el único de Europa con dos torneos puntuables para el World Polo Tour. Dispone de once canchas, donde se disputan 40 pruebas al año. Excep-cional participación cuando el precio aproximado de inscripción para un equipo es de 30.000 euros, que también debe soportar el incalculable coste que conlleva el mantenimiento de una cuadra.
Un puerto deportivo, canchas de tenis y de pádel, el club de playa Cucurucho, un spa y algún que otro bar completan la oferta lúdica que aportan los 300 negocios presentes en el vecindario.
Sociedad anónima
Además, Sotogrande es una gran inversión y una sociedad anónima, con un 78 por ciento de su capital en manos de la cadena hotelera NH. Su facturación superó los 83 millones de euros en 2005, lo que supuso un descenso del 24 por ciento con respecto al ejercicio anterior. Pero estos números están remontando: en el primer semestre los beneficios aumentaron en un 22 por ciento respecto a los seis meses anteriores. A lo que hay que añadir unas ventas pendientes de contabilizar por valor de 83 millones.
Los propietarios están satisfechos, hasta el punto de que barajan la opción de crear a medio plazo otros 'Sotograndes' en destinos como Castellón, Sicilia y el Caribe. Seguro que serán muchos a los que interese. Claro que este club tiene un elevado precio de entrada. La paz que se respira aquí en una vivienda con piscina, alejada de miradas indiscretas, alcanza los cuatro millones de euros.
Más barato, el chalet adosado supone un desembolso de entre 1 y 1,4 millones de euros. Y los apartamentos de La Marina, que es lo más económico, rondan los 600.000 euros (100 millones de las antiguas pesetas). Pero las ventas no se detienen. Sólo en 2003 se vendieron 700 casas por un precio medio de 1,3 millones de euros. No parece que los vecinos de Sotogrande caminen con el cinturón apretado.