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Goce de un 'cool summer' a la vez que aprende inglés

Quien no haya aprendido el inglés a tiempo tiene deberes pendientes. Pero no se deprima, puede combinar su aprendizaje con fórmulas atractivas que le permitirán disfrutar de las vacaciones.

Once de la mañana. Un grupo de ejecutivos norteamericanos entra por la puerta de la oficina. En ese preciso instante más de un hombre de negocios descuelga su teléfono para inventarse una conversación ficticia y evitar así un cruce indeseado con los mandamases yankees. Otros se escurren en su silla para pasar lo más inadvertidos posible. Tenemos que reconocerlo, casi todos nos hemos visto en esa situación y tarde o temprano tenemos que aprender el dichoso inglés. Y esto es algo que requiere tiempo y esfuerzo. No es tan sencillo como comprarse cuatro fascículos en el quiosco ni seguir la serie completa de Muzzi en televisión.

Por ello, durante los meses de verano se multiplica exponencialmente la contratación de cursos del idioma anglófono. Quien más y quien menos planifica un viaje a Londres, Dublín, y ya con suerte a Estados Unidos, Canadá o Australia. Cualquier lugar es válido para estar en contacto con nativos de otras lenguas. Pero más importante que aprender inglés frente a la estatua de la Libertad o francés bajo la Torre Eiffel, es el sistema de aprendizaje y el profesor que lo enseña, la actitud del propio alumno y, como dice Pedro de Diego, director de la agencia EBI Idiomas (www.ebi.es), "conseguir desconectar, algo más fundamental de lo que pensamos".

Huyendo del español

La mayoría de los que han pasado por esto coinciden en que el trabajo individual o en pequeños grupos es mejor al aprender un idioma, sobre todo para los españoles, que vayamos donde vayamos a adquirir conocimientos lingüísticos nos encontramos con un gran handicap: otro español. En ese preciso momento, a más de 1.000 kilómetros del hogar materno, en un emplazamiento donde no se entiende ni una décima parte de las cosas que oímos, es cuando se produce el llamado efecto imán entre españoles, que finalmente se traduce en no aprender el idioma elegido, fin por el que nos habíamos desplazado.

"Estamos por todas partes, es difícil irse al extranjero y no encontrarse con otro español, ahí lo que diferencia al que aprende del que no es la actitud que tenga uno. Sin estar en contacto con gente de nuestro país se aprende a ritmos muy superiores", indica Pedro de Diego.

Otra de las dificultades a las que tenemos que hacer frente al adquirir un idioma es la disponibilidad de tiempo. Once meses trabajando con la mente fija en esas cuatro semanas en las que finalmente podremos disfrutar de nuestras vacaciones, pero? "¡Hay que aprender inglés! Ya no hay más excusas, ahora o nunca", pensamos. En esta situación lo mejor que podemos hacer es elegir un viaje de idiomas en el que tengamos la opción de tener unos pequeños escarceos, disfrutar de la playa y hacer excursiones. Una de esas posibilidades es Malta, donde se pueden aprender phrasal verbs por la mañana, comer a la playa con el sol africano, dar unas clases de buceo por la tarde y tomar una copa por la noche.

Lejos de esas paradisiacas opciones, más de 60 firmas organizan en España programas en el extranjero: cursos intensivos en cualquier época del año; generales o especializados; con entre 15 y 30 horas semanales de clase; actividades extras para complementar la formación; y la opción del one-to-one (clases individuales).

Pero hay posibilidades más cercanas. Una de ellas, la que ofrece Pueblo Ingles (www.puebloingles.com), una agencia que junta durante ocho días a 20 españoles con 20 angloparlantes de diferentes nacionalidades y acentos. Juan Carlos Medina, director del centro, cuenta como surgió la idea: "Sufrí en mis carnes el problema del inglés ya que trabajaba en una compañía sueca. Di clases particulares con profesores nativos, pero vocalizan en exceso, tratan de hacer el inglés más fácil, algo que se nota al presentarse ante un Consejo de Administración. Por eso decidimos traer gente de fuera que reciban 15 horas diarias de conversación al día, con horarios españoles y en lugares alejados de la cobertura del móvil, algo difícil entre los empresarios". Medina asegura que "se escucha más inglés en Pueblo Inglés que en cualquier parte del mundo, equivale a dos años de clase en España o a tres meses de estancia en el extranjero". Entre las opciones que ofrece esta original agencia están varias localidades en Jaén, Soria, Salamanca y, para quien quiera pasar unos días en el extranjero, Umbría (Italia).

También hay que tener en cuenta otro de los errores más comunes al aprender inglés: querer hacer el curso de business, sin una base del idioma sólida. ¿De qué sirve expresarnos con multitud de recursos sobre la expansión internacional de una compañía, si no cazamos una en la comida posterior a la reunión de trabajo? De esta forma, una base sólida que permita desenvolverse con cualquier tema de conversación se antoja primordial al aprender inglés.

El chino, el futuro elegido

Aunque el idioma de Shakespeare es el elegido por la gran mayoría de los que acuden a una agencia, hay otros que están tomando la delantera durante los últimos años. Uno de los que viene con más fuerza es el chino: "Aunque todavía es minoritario, es una nueva tendencia dentro de los idiomas que se ofertan en España, incluso con inmersiones en China", asegura Pedro de Diego. Mientas, el francés parece haberse estancando dentro de las solicitudes, el alemán lo escogen aquellos que quieran contar con una ventaja añadida en su currículum vitae, y el italiano es más casual y orientado hacia el arte y la moda.

Pero quien no tenga tiempo para aprender inglés ni en Australia ni en Soria, Pueblo Inglés ofrece otras posibilidades que no están nada mal para empezar y se pueden realizar in situ: ver cine en versión original; leer en inglés; hacer la compra pensando únicamente en inglés; bajar de Internet las letras de las canciones favoritas e intentar entenderlas; y chatear en inglés. Desde luego, opciones no faltan.

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