
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, se reunieron en secreto el pasado lunes en Madrid para acercar posiciones y normalizar las relaciones entre las dos administraciones. El encuentro ha sido el primero que se produce entre ambos desde la investidura del presidente catalán.
La reunión fue solicitada por CiU para intentar solventar las dificultades económicas y de tesorería que atraviesa la Generalitat, pero reclamó al PP que se celebrara en secreto y sin cámaras para "evitar la presión sobre los objetivos de la reunión", indicaron fuentes nacionalistas.
Al parecer, Mas quería evitar una foto que no le beneficiaría de cara a un electorado independentista que puede desviar su voto de CiU a ERC. Por su parte, el Gobierno era partidario de dar publicidad a un encuentro que puede considerarse una victoria tras el portazo que Mas dio a Rajoy el pasado septiembre, pero finalmente aceptó la petición de la Generalitat.
El president acudió a Madrid con el objetivo de arrancar a Rajoy un compromiso de que autorizará a la Generalitat aumentar su déficit autonómico para 2013. Este aumento del déficit no sólo le permitirá realizar menos recortes a los previstos (unos 4.000 millones con el 0,7 por ciento de déficit que está fijado actualmente), sino que soluciona un problema mucho más urgente: la imposibilidad de la Generalitat de pagar las facturas pendientes.
Compromiso de lealtad
La autorización del incremento del déficit vendrá acompañada de su correspondiente financiación a través de un aumento de los recursos económicos que el Gobierno traspasa a Cataluña a través del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA).
Sin embargo, el aumento de los recursos económicos para Cataluña no le ha salido gratis a Artur Mas. Aunque fuentes de CiU se esfuerzan en explicar que la reunión "sólo sirvió para constatar las diferencias" entre los dos políticos sobre la celebración de una consulta sobre la independencia de Cataluña, lo cierto es que Mas se comprometió a mantener "lealtad institucional" con el Gobierno del PP.
Aunque no hay un acuerdo escrito, el president habría aceptado no convocar ninguna consulta soberanista que se salte el marco legal vigente. A cambio, Rajoy daría vía libre para negociar una financiación autonómica singular para Cataluña, pero siempre dentro del sistema general autonómico, sin aceptar un mecanismo similar al cupo vasco.
La semana pasada, Mas ya deslizó la posibilidad de renunciar a las posiciones independentistas y volver a la senda de la negociación del Pacto Fiscal que CiU llevó en sus programa en las anteriores elecciones.
Esas afirmaciones han hecho saltar las alarmas de ERC, que exige a CiU que fije ya la fecha y la pregunta de la consulta a cambio de apoyar los presupuestos catalanes, algo que Mas no está dispuesto a hacer ahora.