
Las estadísticas son tozudas e insisten en demostrar que José Luis Rodríguez Zapatero pecó de fanfarrón cuando en plena cresta de la ola económica aseguró que España ya era más rica que Italia, y que adelantaría a Francia.
La Comisión Europea prevé publicar hoy un informe sobre indicadores de consumo; documento al que elEconomista ha tenido acceso y que constata que el poder adquisitivo de los españoles está por debajo de la media de la UE, y de la capacidad de compra de italianos y franceses.
Los datos son de 2008 y, desde entonces, la crisis se ha ensañado más con el empleo en España que en Francia o Italia. Así que la evolución de la coyuntura amenaza con hacernos perder aún más terreno con respecto a los referentes que marcó el presidente español.
El informe atribuye 100 puntos a la media europea de poder adquisitivo, tras corregir las diferencias de precios y salarios entre los países de la UE. España sólo obtiene 96 puntos; Italia, 103; y Francia, 110. Los consumidores de trece de los veintisiete países del club comunitario disfrutan de un poder adquisitivo superior al español. El consumidor luxemburgués es el más favorecido, con 188 puntos. El farolillo rojo es Rumanía, con 22.
Privación material
Más favorable para España es el indicador sobre privación material, que mide la población cuyas condiciones de vida se ven severamente afectadas por la falta de recursos. Son personas que no puede permitirse al menos tres de los desembolsos siguientes: gastos imprevistos; una semana de vacaciones fuera del hogar; hipotecas o facturas de servicios públicos como agua, gas o electricidad; comer carne, pollo o pescado con frecuencia; mantener una temperatura adecuada en casa; tener lavavajillas, televisión en color, teléfono o coche.
Sólo el 9% de los españoles vive en tan complicada situación. Un porcentaje igual que en Finlandia, y sólo es inferior en Dinamarca (7%), Holanda y Suecia (5% ambos), y Luxemburgo (4%).
El español no se fía
Otro indicador de Bruselas que deja a España en mal lugar es el del temor de los consumidores a salir trasquilados. En 2009, España suspendió al obtener sólo 49 puntos de 100 posibles. En 2008, nuestro país había obtenido 55 puntos. Este indicador está compuesto de sub indicadores como la confianza de los consumidores en la protección que les ofrecen las autoridades públicas y la legislación; y también su confianza en distribuidores y proveedores, en ofertas y publicidad, etcétera.
En el capítulo dedicado específicamente a España, Bruselas subraya que el 69% de los consumidores han chocado con anuncios y ofertas engañosas; el mayor porcentaje de la UE. Sólo el 28% de los consumidores que plantearon quejas quedaron satisfechos con la resolución de las mismas, la cifra más baja de la UE.
La tasa de cambio de cuenta corriente es la segunda más elevada de la UE: un 15% de consumidores han cambiado de banco. Pero aún es difícil comparar ofertas bancarias: el 51% de los consumidores tienen dificultades, el porcentaje más elevado de la UE. Bruselas concluye en su informe que también es difícil comparar las ofertas de suministro de electricidad, aunque la evolución de los precios es ampliamente comprendida.
Banca, 'telecos' y energía
Reunido con un grupo de periódicos europeos entre los que se encontraba elEconomista, el maltés John Dalli, comisario europeo de Sanidad y Política de Consumidores, explicó que durante el lustro que durará su mandato recién iniciado prestará especial atención a los sectores de la energía, las telecomunicaciones y los servicios financieros. No descartó que Bruselas legisle para proteger mejor a los consumidores en estos sectores. Pero de momento su prioridad será garantizar que los ciudadanos reciban "información eficaz, relevante y comprensible para poder tomar decisiones inteligentes que influyan en los suministradores y en las políticas".
Sobre el sector financiero, las inversiones y las hipotecas, Dalli señaló que "hay lecciones que debemos aprender de la recesión". Detalló que "antes de la crisis mucha gente asumió compromisos que no se podían permitir". Y reclamó "contratos claros, costes comprensibles, y posibilidad de salir sin costes de los compromisos".