
Semana para tomársela con filosofía la vivida en el mercado. Poco salió como se pensaba y el resultado final no fue el que debería esperarse de acontecer lo imprevisto. Mundo de locos.
A mis 21 años y aún en la facultad, yo resultaba un jovencito fácilmente impresionable. Tuve la extraña oportunidad de hacer cosas que sólo se le permitirían a un experto por un extraño cúmulo de circunstancias entre las que destacaría la simple y llana buena estrella y el trabajar a las órdenes de alguien que mezclaba cierta buena y lucrativa fe con la mayor de las inconsciencias. Lo mejor de eso es que tendrás que despabilar; lo malo es que te encontrarás remando contra el que manda y con la posibilidad de aprender una sola cosa: lo que no deberías hacer bajo ningún concepto.
Así, de repente, me encontré frente a una serie de pantallas, con una mesa con varios teléfonos según al broker al que hubiera que acudir para hacer la operación, y las manos libres. Cuando lo pienso sólo puedo sorprenderme a mí mismo y preguntarme cómo pudo pasar. Pero sucedió, y gané muchas cosas que aún me acompañan; como mi amuleto de la suerte -si es usted curioso le contaré que se trata de un limón ya fosilizado que siempre está sobre una de mis pantallas atado con celo-.
Y de entre las anécdotas que puedo contarle, hay una que me recuerda mucho a lo que andaba pensando hoy al constatar que no sabría explicar lo que ha pasado. Mi primer broker de renta variable, de nombre Ángel, era un tipo de esos que parecen realmente serios porque son gente muy profesional. Un día, desconsolado porque una serie de datos habían provocado en los precios la reacción contraria a la que debería haberse producido teóricamente, adoptó un tono cariñoso por primera y única vez en todos los años que conversamos y me dijo sin alterarse: mira Carlos, llevo 20 años en los mercados, permíteme un consejo chaval, no intentes entenderlo.
He pensando mucho en Ángel, y en cómo la ingenuidad puede a veces ayudarte mucho. No volví a quejarme durante largos años, dedicándome estrictamente a los precios; prescindiendo de los datos, únicamente preocupado por saber cuándo iba a conocerlos el mercado para estar listo ante las posibles reacciones violentas de éste. Desde ese día sólo me interesó la reacción al mercado de los mismos, aferrándome a la famosa enseñanza de Bernard Baruch, uno de los multimillonarios que han forjado las aproximaciones behavioristas al mercado. Baruch enseñó a los analistas técnicos muchas cosas, entre ellas la importancia de considerar a las noticias como simples excusas, siendo el estudio de la reacción del mercado a las mismas lo trascendente.
Semana de locos
Esperaba un comportamiento alcista de los rendimientos de la renta fija y del euro/dólar esta semana; pero esto no sucedió como explican una serie de datos que sugieren que el mercado está empezando a reconsiderar sus expectativas. Sin embargo, aún puede producirse un rebote alcista del euro/dólar, y no se han roto las zonas clave en los bonos a 10 años como para que algo que no esperaba deba sesgarme claramente en contra de lo que vengo pensando por correlación. Pero mi análisis está al límite, en plena resistencia en el mercado de bonos y necesitado de una subida contundente del euro/dólar durante esta semana tal que se batan los 1,37.
Cayó la zona clave a muy corto plazo para el Cac 40 francés de la que le hablaba la semana pasada, pero se sostuvo el mercado el hueco semanal clave en el Nasdaq, tal y como puede verse en el tercero de los adjuntos en la parte superior de la tribuna. Resistió el mercado norteamericano de renta variable, incluso avanzó el Dow Jones Transportes, y, sin embargo, la renta variable europea recayó y el Ibex 35 fue defenestrado de nuevo; lo que ahonda en una situación que se mantiene así desde hace meses respaldada por un menor crecimiento en Europa al que manejaban las expectativas para esta altura del momento económico.
Y esta descorrelación es algo que un técnico tiene que sufrir porque escapa a su metodología. Es algo que sólo puede advertir un buen analista macro. ¿Pero, vas a incorporar uno a tu sistema porque esta vez te haya ayudado? No en mi caso. Ni siquiera teniendo como socio a uno de los mejores que pueda haber actualmente en este país. Y es que él, que va mucho más allá de mis quince años en esto, me anima a seguir trabajando sin entenderlo. Sabemos que la guía del propio mercado, a largo plazo, es la mejor de las consejeras. Ahora bien, para mantener el escenario, vendría bien una semana de mejor comportamiento relativo en Europa que en Estados Unidos, y algo de energía en la bolsa española.