Desde el 12 de mayo de 2008 en que asumió la cartera de Industria, Comercio y Turismo, Miguel Sebastián se ha convertido en uno de los ministros más mediáticos de José Luis Rodríguez Zapatero. Las medidas que ha impulsado casi siempre han estado rodeadas de polémica ante el amplio abanico de materias que cubre su Ministerio.
La redacción de elEconomista ha suspendido la gestión de su largo año como ministro, porque, si bien es cierto que es uno de los departamentos con más planes puestos en marcha, también lo es que poco ha mejorado el tejido industrial español y la exportación de los productos españoles y, por si fuera poco, uno de los pilares de nuestra economía, el turismo, ha empezado a ver retrocesos del 11% este verano.
A lo largo de su "mandato" ha subido el recibo de la luz; apostado por la energía nuclear, pero aceptando el cierre de la central de Garoña el 5 de julio de 2013; y, sobre todo, ha regalado 49 millones de bombillas de bajo consumo a los ciudadanos, pese a que sólo se hayan distribuido tres millones. Su coste, repartido entre 2009 y 2010, asciende a 64 millones de euros.
Un ministro "descorbatado"
Una medida sobre la que se han escrito ríos de tinta, que pone de manifiesto su carácter populista. Porque las bombillas no han sido lo único. Nada más llegar al Ministerio, y poco antes del verano pasado, se le ocurrió el llamamiento a la sociedad para ahorrar energía. Una petición de la que él mismo dio ejemplo, recomendando elevar la temperatura del aire acondicionado a 23-24 grados, para lo cual se vio obligado a prescindir de la corbata. Hasta el presidente del Congreso, José Bono, le llamó al orden enviándole una corbata a través de uno de los ujieres de la Cámara.
Y suma y sigue. Ante los malos datos (déficit comercial del -10% y déficit exterior del -11%) conocidos a principios de 2009, volvió a provocar ríos de tinta cuando se sacó de la chistera como solución a estos problemas su llamamiento a consumir productos 'made in Spain', aunque las bombillas que está regalando sean 'made in China'.
Después de mucho pensarlo consideró que, con que cada español se gastara 150 euros en productos españoles, se acabarían todos nuestros males.
Su iniciativa no fue sólo rechazada por los consumidores, sino también por los empresarios, no fuera a ser que en otros países también cundiera el ejemplo y este proteccionismo e intervencionismos se nos volviera en contra.
Más iniciativas
Amigo del presidente del Gobierno, ha tenido que desplegar la Directiva de Servicios, exigida por Bruselas, con la modificación de un sinfín de normas y leyes. La libertad de mercado propugnada por el Parlamento Europeo exige una nueva normativa comercial que ha topado con los intereses de las comunidades autónomas, cuyos gobiernos son los que autorizan la apertura y ubicación de los grandes centros comerciales. La Generalitat de Cataluña ya ha dejado claro que no permitirá cambios "radicales".
Entre mayo y junio también nos ha tenido ocupados con la subida de la luz, la obligación a las operadoras de pasar recibos mensuales en lugar de bimensuales, un Plan Renove para el sector hotelero, la puesta en marcha de la Televisión Digital Terrestre (TDT) y, por sorpresa, la TDT de pago, aprobada en el Consejo de Ministros extraordinario del 13 de agosto.
También la industria del automóvil se ha visto favorecida por un Plan 2000E reclamado durante seis meses, al que Sebastián era reacio. Finalmente tuvo que dar su brazo a torcer, siguiendo la estela de la mayoría de los países de la UE. Un plan compatible con sus actuaciones para que Volkswagen, Opel, Ford o Renault mantengan los puestos de trabajo.
Su apuesta por el coche eléctrico, la adjudicación del almacén de residuos nucleares o la aprobación de la Ley de Servicios serán algunas de sus tareas tras el verano.