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Los negocios que viven de las religiones hacen caja

Unas 600 compañías españolas ofrecen artículos 'a medida' para ganar mercado entre los fieles. "Sólo un 5 % de lo que producimos en nuestras bodegas se queda en España, el resto es para exportar. Es un buen negocio, tanto la producción que se queda aquí como la que sale fuera", explica Paula Zúñiga, responsable de marketing de Bodegas Ramón Bilbao, que desde 2001 destina parte de su producción a casher -fabricar bajo los preceptos de la Torá que cumple la comunidad judía-.

Como esta empresa riojana, hay más de medio millar de compañías españolas, la mayoría de ellas pymes, que han apostado por el negocio de las religiones para ganar cuota de mercado en España y en el extranjero. Zúñiga explica que ellos elaboran más de 60.000 botellas al año de vino con certificación casher aunque no ofrecen datos concretos sobre qué porcentaje de las ventas (3,5 millones de botellas anuales) corresponden a este segmento de negocio.

Productos 'casher' y 'halal'

"Lo que hacemos no es ningún ritual. Nuestras plantas de fabricación se somenten a una auditoría externa, donde la empresa auditora certifica anualmente que todos nuestros procesos de producción cumplen con sus normativas", explican desde Conservas Isabel, que desde 2005 produce conservas de pescado certificadas bajo la marca de garantía Halal, que cumple con la Sharia. La marca, propiedad de Conservas Garavilla, explica que se han convertido en líderes del mercado marroquí y argelino gracias a la certificación Halal de sus conservas ya que "por principio, el pescado es un producto Halal".

Estas dos empresas son sólo ejemplos de las más de 600 firmas españolas que en la última década se han apuntado a la certificación Halal, destinado a la población musulmana, y casher, a la comunidad judía.

En el mercado caben todos

Los expertos en marketing y consumo no han dejado pasar la oportunidad de dar entrada en el mercado a los más de 1,5 millones de musulmanes que hay en España, además del colectivo de judíos que también requiere productos adecuados a su religión y que suma algo más de 40.000 personas. En España funcionan desde hace varios años las certificaciones de garantía Halal (para productos fabricados según el precepto musulman) y las certificaciones casher (según el precepto judío).

La primera asegura a la población musulmana que los productos que consumen cumplen la sharia. Por ejemplo, en alimentación los productos no pueden contener cerdo ni ningún derivado del mismo. Además el sacrificio del animal se hace siguiendo un rito y mirando a la Meca. Por su parte, el certificado casher certifica que los productos cumplen la Torá, no contienen animales considerados prohibidos y, en el caso de muerte de animales, deben llevarse a cabo con un rabino que se acerca a la empresa para hacer los rituales evitando el sufrimiento del animal.

En la actualidad hay 80 empresas españolas que tienen el certificado Halal y el segmento movió el año pasado 427.728 millones de euros, cifra que triplica la del año 2003 cuando la marca quedó registrada en España.

"La certificación de Garantía Halal de Junta Islámica, que es como se denomina nuestra certificación, fue aprobada por el Registro Español de Patentes y Marcas como marca de garantía en aquel año", explica Isabel Romero, una andaluza que se convirtió al islam hace unos años y que ahora preside el Instituto Halal, la entidad que facilita el certificado a las empresas en España.

La llamada de la crisis

En época de dificultades económicas toca repensar las líneas de negocio, así como maneras rápidas y eficaces de ampliar mercado. "Los efectos de la crisis económica internacional no han tenido el mismo efecto en los países islámicos, que siguen consumiendo a un ritmo similar, y esta situación ha producido un efecto llamada en las industrias españolas", aclara Romero.

"Las certificaciones se han vuelto un negocio para las empresas que quieren exportar. Antes el rabino se dedicaba a controlar los productos que se consumían dentro de su comunidad, pero ahora llegan a acuerdos privados con las empresas para certificar sus productos y servirlos a la comunidad judía", explica Mario Sabán, presidente de la Asociación de Amigos de la Cultura Hebrea Tarbut Sefarad.

Sabán aclara que desconoce cuánto cobra cada uno de los rabinos que llegan a acuerdos con distintas empresas que producen bajo el certificado casher. En el caso del certificado Halal, la minuta que se cobra por auditar un proceso van desde los 2.000 a los 3.200 euros anuales que abona la empresa interesada.

Exportaciones

Sabán asegura que a medida que crece la comunidad judía en España, aumenta la petición de productos casher aunque la mayoría de la producción se destina a la exportación. Israel y Estados Unidos son los principales destinos. "España está todavía atrasada respecto a las cadenas de comercialización de alimentos con casher. Estos productos cuentan con espacios propios dentro de grandes centros comerciales en países como Francia y Estados Unidos, por ejemplo".

Como curiosidad Sabán apunta que en España funcionan únicamente dos establecimientos que comercializan productos casher, uno en Madrid, que aglutina a unos 10.000 judíos, y otro en Barcelona, que suma entre 8.000 y 10.000 judíos de la comunidad española.

Romero añade que, de media, siete de cada diez productos bajo la certificación Halal van a parar fuera de nuestras fronteras.

Más allá de Conservas Isabel y Bodegas Ramón Bilbao, las empresas con algunos de los dos certificados aumentan, y no sólo en el campo de la alimentación. Romero asegura que es Cataluña la comunidad en donde más se nota el aumento del consumo de productos Halal. "Las últimas estimaciones hablan de que un 4 % del producto cárnico y un 8 % del cocido se dirigen a los consumidores musulmanes". Sabán explica que Madrid y Andalucía encabezan la producción y consumo de productos casher.

Otras marcas

Además de Conservas Isabel, otras firmas como helados Menorquina, Leche Pascual, Embutidos Crismona, Alimcarat i Avícola Coren tienen productos con la certificación Halal. Las bodegas tarraconenses de Capçanes se unen a las de Ramón Bilbao en la producción de vino casher.

La sombrería sevillana Fernández y Roche confecciona casi 120.000 sombreros al año para la comunidad judía, aunque la mayor parte de la producción se vende en Estados Unidos.

Las golosinas Haribo y la confitería Bebé también fabrican bajo el certificado casher parte de sus productos. ¿Lo último? Un hotel en Torremolinos (Málaga) que ha adaptado su oferta culinaria a las necesidades de la comunidad judía. N. CH Kosher comercializa menús especiales para y celebraciones privadas que busquen seguir la Torá.

Por un poco más

Los precios de los productos cotidianos se encarecen entre un 20 y un 30 % tras recibir el certificado halal y casher, según coinciden las distintas empresas que los producen. Sin embargo, en el caso del casher, se está obligado a destinar el 1 % de los beneficios a obras de caridad, y la sharía prohíbe las comisiones, en el caso del sector financiero, y la usura. Ahora algunas empresas de otros sectores buscan alternativas para llegar al mercado musulmán y judío. Por ejemplo, la entidad de Deutsche Bank y Correos, Bancorreos busca una alternativa para atraer a estos colectivos sin cobrar comisiones.

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