
Más de 1.700 millones de euros. Ese es el impacto que tendría una Superliga europea, como la anunciada en estos últimos días, en los clubes de LaLiga. Un daño que, trasladado a los puestos de trabajo de la industria del fútbol profesional, supondría una pérdida de casi 60.000 empleos.
Un perjuicio que no es baladí teniendo en cuenta que se trata de un sector que es uno de los principales motores económicos del país, como demuestra el hecho de que genera más de 4.000 millones de euros en impuestos y un impacto en la actividad económica equivalente al 1,37% del PIB. Con la puesta en marcha de un proyecto como sería el de la anunciada "superliga", esa aportación al producto interior bruto se vería reducido a un 0,93%, un recorte procedente de la pérdida de unos 5.000 millones de euros en la facturación de la industria del fútbol y sectores relacionados.
Además, teniendo en cuenta la capilaridad de una industria como la futbolística, el impacto no se ceñiría únicamente a esta, sino que se extendería a todo el ecosistema del deporte español: los clubes de LaLiga aportan un 3% de los ingresos audiovisuales al CSD y un 2% a la RFEF, lo que significa que la puesta en marcha de una "superliga" supondría una pérdida de 31,2 millones de euros y 20,8 millones de euros respectivamente para estas instituciones.
También afectaría a sectores como el de la hostelería o el turismo, ya que una competición de este tipo, en la que solo entran en juego los más poderosos, y que además tienen asegurada su participación, terminaría por restar atractivo a las ligas nacionales.
Según el Estudio del consumo de fútbol en locales públicos, elaborado por MEDIAPRO y LaLiga, el fútbol atrae cada temporada a más de 15 millones de aficionados a locales públicos en España, que además de la emoción de la competición, buscan socializar y compartir el ambiente con amigos.

Daño reputacional
Además del daño a terceros, los clubes fundadores de la Superliga se enfrentarían a una posible pérdida de valor de marca combinado, en caso de seguir adelante con el proyecto, de 2.500 millones de euros, pero ese número podría ascender hasta 4.300 millones de euros, según las estimaciones de Brand Finance.
En el escenario más probable, la consultora estima que la pérdida anual para los clubes fundadores sería de 1.100 millones de euros en ingresos al año y todas ellos sufrirían daños reputacionales significativos, lo que provocaría una caída del valor de la marca de 2.500 millones de euros.
Esta pérdida es una combinación estimada de una bajada de facturación por derechos de emisión, ingresos comerciales y por ingresos el día de partido. Un perjuicio económico que no solo afectaría a los equipos de la Superliga, sino que también impactaría en los otros clubes de sus competiciones que, de acuerdo con un primer análisis de LaLiga, pueden perder hasta el 66% de su valor, lo que representa un impacto de unos 815 millones de euros. De hecho, la pérdida económica a la que se exponen las diferentes ligas con esta competición terminaría siendo un duro golpe para los equipos más modestos, que verían reducidos drásticamente sus ingresos.
El proyecto liderado por Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, estimaba un ingreso de unos 4.000 millones de euros por derechos de televisión. De este modo, los equipos más poderosos financieramente afianzarían su posición, aumentado las desigualdades ya existentes con los otros clubes. Para LaLiga, esta estimación es "irreal y muestra una profunda falta de comprensión del mercado global de derechos deportivos y patrocinios".
En abril del año pasado el Consejo Superior de Deportes, LaLiga y la Federación de Fútbol firmaron el Pacto de Viana, un acuerdo por el que las federaciones olímpicas, no olímpicas y paralímpicas recibirán 51 millones al año (25 más de los previstos) en base a la venta centralizada de derechos. Es decir, más de 200 millones en el ciclo olímpico de cuatro años. En este sentido, LaLiga se ha convertido en el principal soporte del deporte español con sus aportaciones. Una competición como la Superliga pondría en riesgo este modelo y, en consecuencia, el crecimiento y desarrollo del resto de deportes.
"La nueva propuesta de competición europea no es más que un planteamiento egoísta, diseñado para enriquecer aún más a los más ricos. Socavará el atractivo de todo el juego y tendrá un impacto profundamente perjudicial para el futuro inmediato de LaLiga, de los clubes que la componen y de todo el ecosistema futbolístico. Además, impactará también en el resto de los deportes a los que, en la actual temporada, LaLiga aporta más de 126 millones de euros ya que pone en peligro el sistema de contribuciones aprobado en el Pacto de Viana", destacan desde LaLiga.
Por otro lado, la pérdida de interés en otras competiciones que generaría la Superliga también haría mella en el reconocimiento en aumento que el fútbol español tiene más allá de nuestras fronteras. Desde 2013, la audiencia acumulada por temporada de LaLiga Santander y LaLiga SmartBank ha aumentado hasta los 2.800 millones de personas, gracias a que los partidos pueden seguirse ya en todo el mundo a través de más 100 operadores de televisión.
En este proyecto de crecimiento fuera de España, el desarrollo internacional de los clubes es una de las prioridades más importantes de LaLiga ya que, si los clubes crecen, la competición también lo hará en cada mercado. Actualmente, LaLiga ingresa 900 millones de euros por los derechos audiovisuales en el extranjero, un 39% más que en la temporada 2013/2014. Así, los mercados internacionales ya suponen un 42% del total.
En este contexto, la pérdida de ingresos nacionales por este tipo de competiciones dificultará la labor de expansión de esta industria, lo que indudablemente dañará un sector que es uno de los motores económicos del país: genera más de 15.000 millones de euros al año solo en España y cerca de 200.000 empleos. La importancia de estas cifras explica por qué el anuncio ha provocado el rechazo de numerosas personalidades internacionales de política, deporte y sociedad, más allá del fútbol.