Mujer profesional

Rachida Dati: Sarkozy en 'versión femenina'

La nueva ministra de Justicia francesa, Rachida Dati, es de origen marroquí
Ambición desinhibida, determinación feroz, audacia y energía arrolladora. ¿Les suena? La nueva ministra de Justicia francesa, Rachida Dati, comparte tantos atributos con Nicolas Sarkozy que se habla de ella como su réplica femenina.

En anteriores Gobiernos ya se había contado en Francia con personalidades de origen magrebí, pero más de cara a la galería y en cargos poco decisivos. A sus 41 años, Dati es la primera que simboliza la verdadera apertura a los franceses originarios de la inmigración, al haber conseguido no sólo una cartera de alto rango, sino también una de las más valoradas por un presidente abanderado de la seguridad y el orden.

Origen humilde

La prensa satírica de izquierda la llama Sarcosette en alusión a un origen tan humilde como el de la Cosette de Los miserables. Segunda de doce hermanos, Dati es hija de un obrero marroquí y de una argelina prácticamente analfabeta, ya fallecida. En la casa familiar, en un suburbio popular del este de Francia, reinaba la disciplina y del colegio -de monjas- había que traer como mínimo notables, pero la ministra guarda buenos recuerdos de su infancia. A Dati no le gusta que le hablen de "discriminación positiva", un concepto que sin embargo defiende su jefe. Alumna brillante, considera que su éxito se lo ha ganado a pulso, compaginando el cuidado de sus hermanos, los trámites administrativos para su familia y un sin fin de empleos, desde vendedora de helados a cajera o ayudante de enfermería, para costearse los estudios de Derecho y Economía.

Quienes la conocen dicen que no se arredra ante nada. Tenía 20 años cuando se coló en una recepción en la Embajada de Argelia y abordó al entonces titular de Justicia, Albin Chalandon. "Deslumbrado por su energía", el ministro la ayudó a entrar en la petrolera Elf como contable.

A uno de los más emblemáticos empresarios franceses, Jean-Luc Lagardère, le convenció para que le financiara un MBA en Londres y fue allí donde conoció a otro de sus mentores, Jacques Attali, antiguo consejero de Mitterrand. También cautivó a la ex ministra Simone Veil, quien la animó a ingresar en Magistratura.

Su aplomo debió de impresionar también a Sarkozy, a quien arrancó una cita en 2002 después de enviarle tres cartas ofreciéndole sus servicios. Desde entonces no se han separado. Con su modelo de integración y éxito, el presidente espera vencer las resistencias de las banlieues, suburbios pobres poblados principalmente por inmigrantes, aunque Dati no quiere ser "la árabe que se ocupa de los árabes".

Tan combativa como mediática, tiene el reto de hacer digerir unas reformas que ya han puesto en pie de guerra a jueces y abogados. Sus veteranos protectores no dudan de su competencia, y en la izquierda, donde en su día frecuentó a varios de sus líderes, hay cierta amargura por haber dejado que Sarkozy marque el tanto de aprovechar su talento.

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