Motor

¿Qué hacer para no quedarse dormido al volante?

  • Según informes de la DGT la somnolencia interviene entre el 15 y el 30% de los accidentes ocurridos en España.
  • Para mantener la mejor atención al volante hay que parar cada 200 km y no comer de manera abundante.
Dormirse cuando estamos conduciendo es algo muy peligroso que hay que evitar por todos los medios.

Conducir un coche es una actividad de riesgo que requiere la máxima atención y concentración, y por ello exige que el conductor esté fresco y descansado antes de ponerse al volante.

El sueño y el cansancio acumulados son, junto con las distracciones, una de las principales causas de accidentes de tráfico. Según informes de la DGT, la somnolencia interviene directa o indirectamente entre el 15 y el 30 % de los accidentes de tráfico ocurridos en España.

Por ello, el sueño es uno de nuestros principales enemigos cuando nos ponemos al volante. Según la aseguradora Claverea, siete de cada diez conductores confiesan que han padecido alguna vez de somnolencia cuando conducían y casi un 60 % dice que han sufrido microsueños al volante.

Tener sueño mientras se conduce merma las capacidades físicas y afecta negativamente a la conducción. De esta manera, si estamos cansados cuando vamos conduciendo, el tiempo de reacción a cualquier contratiempo aumentará. Con ello, nuestros movimientos serán más lentos y autónomos. Del mismo modo, perderemos concentración, lo que conlleva despistes y una mayor posibilidad de cometer errores. Asimismo, el sueño y el cansancio alteran la visión y obliga a parpadear más veces, lo que es sinónimo de perder detalles de la conducción.

Microsueños de 6 segundos

Un microsueño suele durar unos seis segundos y a veces ni siquiera somos conscientes de ello. Según esta aseguradora, ir por una autopista a 120 km/h y echar una pequeña cabezada de dos segundos supone llegar a recorrer, sin control, una distancia equivalente a dos campos de fútbol.

Normalmente, pensamos que la somnolencia solo se produce en viajes largos, pero no es así, también se da en trayectos cortos. Sobre todo se produce en los que hacemos diariamente y en recorridos que conocemos muy bien. La rutina también es enemiga de la seguridad. ¿Quién no se ha sorprendido al darse cuenta que ha pasado por un lugar y no se acuerda, o que no sabe cómo ha llegado a su destino?

Tomar café, poner música, pero la mejor solución es parar y descansar un rato.

Ante un viaje largo es muy importante ponerse al volante después de haber descansado convenientemente. Además, si no estamos acostumbrados, no deberíamos hacer el viaje de noche, ni tampoco tras una copiosa comida. La DGT asegura que junto con la madrugada, el periodo que va entre las dos y las cuatro de la tarde son las peores horas para conducir.

Asimismo, es habitual salir de viaje justo después de la jornada laboral para aprovechar unas horas más del fin de semana o de las vacaciones. Esto nuevamente es un error, tras un día de trabajo, estaremos fatigados y nuestras reacciones no serán las mismas que si lo hacemos tras dormir de la manera adecuada.

Parar cada dos horas

Una vez al volante, los expertos recomiendan parar cada dos horas o tras recorrer 200 km. Hay que estirar las piernas, hacer algún ejercicio ligero e hidratarse. Los coches modernos ya disponen de un sistema que alerta al conductor de que se está relajando y le advierte de la necesidad de parar a descansar. Hay que hacerle caso. Estos sistemas son ya obligatorios en los automóviles nuevos y mediante avisos sonoros o luminosos, o por vibraciones del volante, advierten de que hay que prestar más atención a la carretera.

Otra recomendación para evitar el cansancio al volante, y sobre todo el riesgo de sufrir un accidente por un despiste, es alternarse con otro conductor cada ciertos kilómetros. Eso permitirá avanzar más rápido en el viaje y poder hacer cada uno una tanda de unos 200 km.

Si tenemos sueño cuando vamos conduciendo, lo aconsejable -casi debería ser obligatorio- es parar en un sitio seguro y ¿por qué no? echar una siesta en el mismo coche. Una bebida con cafeína y sin alcohol es un buen truco para espabilarse un poco más rápido. Con ello, podremos seguir el viaje de manera segura.

Aireación

Una buena ventilación es clave para no dormirse al volante. Además, hay que conducir con ropa cómoda, adoptar una posición correcta y sujetar siempre con fuerza el volante. Es importante mantener el habitáculo ventilado, conectar el climatizador a una temperatura adecuada, mejor fresca que cálida. Si es necesario, abrir la ventana durante unos minutos para que entre aire fresco, que podrá ayudar a espabilarnos.

El sistema de sonido puede ser también un buen aliado para mantenerse despierto cuando circulamos al volante, pero ¡cuidado! una música demasiado relajante puede jugarnos una mala pasada. También una conversación tranquila con los pasajeros puede ser beneficiosa y nos permitirá mantener nuestra mente más despierta y activa.

En definitiva, conducir supone un gran esfuerzo físico, pero sobre todo mental, para nuestro organismo. Por ello, antes de sentarse al volante, hay que estar en la mejor forma posible, tanto física como mentalmente. Hay que descansar bien y evitar comidas copiosas si vamos a conducir unas horas. Y por supuesto, cero de alcohol, que será la mejor manera de asegurar nuestro viaje.

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