Moda

Hubert de Givenchy, pieza clave en la creación del Museo Balenciaga

San Sebastián, 12 mar (EFE).- El legendario modisto francés Hubert de Givenchy, fallecido el pasado sábado a los 91 años, era el presidente fundador del Museo Balenciaga de Getaria (Gipuzkoa), un centro que visitó en numerosas ocasiones en honor al que consideró siempre su "maestro" y fuente inspiradora de su arte.

Givenchy, fundador de la "maison" homónima, deja tras su muerte un legado sin par inspirado en el trabajo de Cristóbal Balenciaga, al que definía como "un arquitecto de la costura".

La pasión de Givenchy por Balenciaga llevó al modisto francés a implicarse desde los inicios en el proyecto de levantar un museo en Getaria que mostrara el trabajo del que decía, "ha sido y será siempre el modisto más grande" de la historia.

"Todos nos hemos inspirado en este gran creador, que dominaba como nadie el tejido, las formas, el corte, la calidad y la elegancia", dijo a los periodistas Givenchy en una de sus frecuentes visitas a San Sebastián, en este caso para visitar en 2001 en el Kursaal una exposición que repasaba el trabajo del costurero de Getaria.

Givenchy fue el presidente fundador de la Fundación Balenciaga, germen del museo que albergaría después el legado de su admirado maestro y cuya ejecución siempre defendió, incluso en los momentos más difíciles en los que se redimensionó un proyecto que tardó diez tortuosos años en hacerse realidad.

Desde entonces, son numerosas las veces que Givenchy se ha trasladado a Gipuzkoa, la última documentada el 26 de mayo, cuando acudió a la inauguración de una exposición de los diseños que legó al museo otra de sus amigas, la multimillonaria estadounidense Rachel L. Mellon.

De hecho, la relación de Bunny Mellon con la casa Balenciaga de París se inició en 1956 y concluyó en 1968, cuando el maestro cerró su negocio y la acompañó a los talleres de Hubert de Givenchy para que éste tomara el relevo.

El cargo de Givenchy como presidente fundador del Museo Balenciaga nunca se limitó a ser honorífico, ya que se implicó hasta sus últimos días en mantener vivo el legado de un maestro "generoso" que le brindó su apoyo desde que, tras varios intentos infructuosos, logró encontrarse con él en Nueva York.

"Desde entonces me aconsejó y ayudó en mi trabajo. Le gustaba ayudar a los demás. Su técnica era soberbia, sabía todo y era uno de los pocos modistos que diseñaba, cortaba y cosía sus modelos", destacaba un emocionado Givenchy en San Sebastián.

La alta costura se ha quedado ahora huérfana de otro de sus grandes padres, Monsieur de Givenchy, quien se apagó el pasado sábado mientras dormía, aunque sus creaciones, vestidas por históricas mujeres como Audrey Hepburn, Jackie Kennedy o Grace Kelly, forman parte ya de la historia.

La vinculación de Givenchy con la tierra de su gran maestro le llevó a diseñar desinteresadamente un nuevo uniforme para las coralistas del Orfeón Donostiarra, conformado por una túnica en negro con un gran lazo rosa, el cual convive además con el que también creó en 1964 para estas vocalistas Cristóbal Balenciaga.

WhatsAppWhatsAppTwitterTwitterLinkedinlinkedin
FacebookTwitterlinkedin