
"En 1994, en plena crisis del Sistema Monetario Europeo, no había dinero que invertir", recordó Jaime Hernández-Soto, presidente de Ascri, durante la presentación de las cifras del sector en 2008, hace unos días. "Ahora, en cambio, hay fondos capitalizados con gestores que tienen experiencia y que están dispuestos a hacer operaciones". Según la asociación, las firmas españolas del sector tienen en sus arcas hasta 6.000 millones de euros captados de sus clientes, listos para invertir.
Y eso sin contar el dinero que las entidades extranjeras, generalmente las que protagonizan las adquisiciones de mayor importe, puedan destinar a operaciones en España en los próximos ejercicios.
Toda una fortuna con la sequía de liquidez que sufren los mercados últimamente, y más todavía si se tiene en cuenta que el año pasado, y excluyendo la compra de Itinere -la filial de autopistas de Sacyr Vallehermoso (SYV.MC)- por el fondo de infraestructuras de Citi, el importe total de las inversiones del sector se quedó un peldaño por debajo de los 3.000 millones de euros.
Oportunidades en la crisis
En el enorme desierto de liquidez que se ha convertido el mercado, el capital riesgo se ha convertido en uno de los pocos oasis que todavía disponen de efectivo. Y aunque en el segundo semestre de 2008 el flujo de nuevo dinero se frenó bruscamente -poco más de 500 millones frente a los casi 2.000 de los primeros seis meses del ejercicio-, Hernández-Soto confía en que el ritmo se reavive en la segunda mitad de 2009. "El capital riesgo es el que menos sufre con la crisis", explica, porque puede presumir de un historial de buenas rentabilidades en los últimos ejercicios.
Es más: según Merrill Lynch, los años de fuertes caídas en los mercados de renta variable son precisamente los mejores para invertir en capital riesgo. De acuerdo con la gestora de patrimonios del grupo estadounidense, el rendimiento medio obtenido por las firmas de capital riesgo estadounidenses en el primer año de aportación de capital a sus inversiones es mayor en los años en los que la bolsa pierde terreno -ver gráfico adjunto-, aprovechando así los menores precios a pagar por las compañías en las que participan.
La disponibilidad de efectivo, sin embargo, no oculta que la crisis también ha golpeado duramente al capital riesgo. A pesar de toda la liquidez que acumula, la financiación bancaria sigue siendo imprescindible para la operación más habitual en los últimos años, el leveraged buy-out -LBO, por sus siglas en inglés, operaciones en las que se compra el capital de una empresa con un fuerte componente de deuda bancaria para afrontar el pago-.
Búsqueda de alternativas
Así que, aunque Hernández-Soto augura que a medio plazo los LBO volverán a ser la operación dominante en el panorama español del capital riesgo, por el momento las firmas del sector tendrán que buscar alternativas. Otras opciones de inversión. El presidente de Ascri asegura que "la industria está dispuesta a adaptarse a estas nuevas circunstancias", y adelanta que "ya se trabaja en ofertas conjuntas de fondos especializados en diferentes segmentos".
Una de las opciones que surge en el horizonte, como ya ocurriera a principios de la década, es la de las exclusiones de bolsa. Tras el anterior ciclo bajista de la renta variable, el capital riesgo se hizo con el control de Amadeus, Parques Reunidos y Cortefiel, que anteriormente se negociaban en el parqué. La caída de las valoraciones ha abierto de nuevo esa puerta. "Hay compañías atractivas", reconoce Hernández-Soto, aunque por el momento dice desconocer si hay alguna operación en marcha.
Merrill Lynch, por su parte, vislumbra opciones atractivas en compañías "con buenos fundamentos pero deuda insostenible" -lo que en el argot financiero se llama distressed-, en el sector inmobiliario y de infraestructuras, en la inversión conjunta con socios industriales y en la financiación mezzanine -a través de deuda subordinada o acciones preferentes-.
La abundante liquidez de la que dispone el capital riesgo, de todos modos, tiene una cara menos amable: los clientes que la aportaron podrían optar por recuperar su dinero antes de que llegue a invertirse. "La redimensión de fondos sería algo normal en la actual situación, es cierto que en algunos casos se ha captado dinero de más", reconoce Hernández Soto.