
El jueves por la noche, con esa cara bobalicona que se te pone después de haber visto que el Valencia casi desaparece y once años después vamos a volver a jugar una final de Copa, orgulloso de la profesionalidad que se ha instalado en el equipo en torno a Mateu Alemany, saltó en mi cabeza como un resorte el problema que suponía para Bankia que quebrara en sus manos la primera institución social de la Comunidad Valenciana. Buena parte de si los murciélagos soñamos en que el Valencia levante una copa es gracias a Bankia. Pero también era algo obligado para los de Goirigolzarri que no explosionara aquella bomba. La gente no te quita el dinero porque tu banco sea semipúblico, pero sí porque participes en la desaparición de su equipo.
Hoy, en la Comunidad Valenciana todavía quedan rescoldos de esa Zona Cero del sector financiero en la que se convirtió cuando Bancaja y la CAM disputaban el tercer y cuarto puesto de las cajas en la locura inmobiliaria. Digo rescoldos, porque la mascletà que prometía la expectativa de subida de tipos se quemó y solo queda el olor a pólvora, especialmente entre todos los bancos que tienen su sede, aunque sea testimonialmente, en tierras levantinas. Y es que la banca, entre Valencia y Alicante, tiene las sedes de CaixaBank, Bankia y Sabadell, las tres entidades en las que más han caído las previsiones de beneficio para este año: en Caixabank se derrumban un 13,5%; en Bankia, un 10,4%; en Sabadell, un 5,8%; en BBVA, un 3,3%; en Bankinter, un 2,3%; y en Santander, un 1,8%.
La banca ha dado un claro paso atrás en las recomendaciones de los analistas como demuestra que no hay un solo valor en el Eco10, el índice de ideas de inversión de calidad de elEconomista, lo que no ocurría desde hace casi tres años. El único atractivo del sector financiero está en la ciencia ficción corporativa. Pero tras el circo que ha montado en las últimas semanas Abanca, la única operación sobre la mesa que tiene que fructificar a partir del mes de mayo es Unicaja y Liberbank. Ambas cuentan con las dos mejores recomendaciones de la banca nacional. Si estuvieran en la Liga Ibex de elEconomista, superarían al primer banco, Santander.
Su cartel de presentación no es el más atractivo: el líder del sector financiero de la España pobre (Asturias, Cantabria, Castilla León, Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía). Poco atractivo para un inversor de un fondo o un plan de pensiones en EEUU. Pero esa aparente debilidad tiene sus puntos de fortaleza. Unicaja es líder indiscutible en tres provincias en las que el inmobiliario, el turismo y la agricultura van como un tiro: Málaga, Cádiz y Almería. Y Liberbank, en su apariencia de banco importante de la España olvidada, tiene palancas desconocidas, como que en la plaza más importante, Madrid, se hace con el 5% del nuevo crédito hipotecario. El doble que su cuota natural de mercado.