
Dice el refrán que si algo puede ir mal, irá mal. Y en 2009 hay muchas cosas que no pintan nada bien. Si bien es cierto que en 2008, la bolsa ha sido la que se ha llevado la peor parte del pastel de la economía, en 2009 todo indica que será la propia economía la que desarrolle el papel protagonista.
Las perspectivas de que el paro alcance tasas superiores al 15%, la rebaja de beneficios empresariales, la creencia cada vez más real de que entremos en un periodo deflacionista y la expectativa de que se mantenga la desconfianza de la inversión hacia todo tipo de activos, no presagian nada bueno; por lo menos, dicen los expertos, durante la primera mitad del año.
En cuanto al segundo semestre, quién sabe. Dependerá del legado que deje el primero aunque todo indica que sí, que se empezará a ver la luz al final del túnel. La pregunta es ¿será una luz nítida u opaca?
Renta fija
Si hay algo que históricamente gana en un contexto de bajada de tipos de interés, esa es la renta fija. Sin embargo, a la hora de invertir en bonos hay que fijarse en aquellos países que aún tengan recorrido de bajada de tipos, como Reino Unido o la Zona Euro y ser conscientes de que éste es cada vez menos. Los expertos coinciden en que el primer semestre del año puede ser aún positivo para la renta fija pública, la emitida por los gobiernos, sobre todo teniendo en cuenta las expectativas de delación que ya manejan los economistas.
Preservar capital es clave y la renta fija es la única que puede conseguirlo. Sin embargo, la fuerte caída en la rentabilidad de la deuda pública, como consecuencia del aumento de la demanda, ha quitado brillo a este tipo de activos. "Los tipos tanto a corto plazo como a largo plazo están en los mínimos de los últimos 50 años (en algunos casos, de toda su historia), por lo que a estos niveles es muy difícil imaginar que se vayan a obtener plusvalías en estos activos", afirma Seymour.
¿Dónde hay valor, entonces? En la renta fija corporativa. El hecho de que los mercados descuenten un escenario peor que el de la Gran Depresión ha aumentado los diferenciales de crédito y esto ha elevado los cupones que deben dar los emisores para convencer a los inversores. Así, ahora es posible ver bonos investment grade con rentabilidades del 7%, aunque también en esto hay que tener mucho cuidado porque las quiebras siguen estando a la orden del día.