
Mucho ruido y pocas nueces. Así puede resumirse lo que ha sido el año 2008 en lo que a salidas a bolsa se refiere. Hace ahora un año, un buen puñado de compañías no tenía reparos en reconocer que comenzar a cotizar en bolsa entraba dentro de sus planes estratégicos. Después de un 2007 en el que el mercado de emisiones estuvo en ebullición constante, cerca de una decena de empresas se preparaba para dar el salto al parqué... pero al final sólo una se atrevió a dar el último paso.
Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) fue la única que colgó su marca de los banderones que adornan la fachada del edificio de la Bolsa de Madrid -es parte de la parafernalia habitual los días en los que una empresa empieza a negociarse- y, de paso, salvó a 2008 de convertirse en el primer año sin salidas a bolsa desde 2003.
El ejercicio que hoy comienza, sin embargo, puede que no sea capaz de evitar esa suerte, según los expertos.
2007, año de récords
El año 2007 fue el más bullicioso en el mercado de emisiones en la historia de la bolsa española. Nada menos que once compañías completaron su salida a los parqués, con Iberdrola Renovables y Criteria, el holding de participaciones industriales de La Caixa, como grandes estrellas. Además, la bonanza de los mercados de valores permitió a empresas como Renta 4 y Codere desempolvar sus antiguos planes de salida a bolsa -Codere llegó incluso a registrar en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) un folleto continuado en 1999, el paso previo al inicio del proceso de emisión de acciones-.
El ejercicio anterior, el de 2006, también había generado una buena cosecha: diez salidas a bolsa. Y la de 2008 se presumía de nuevo de lo más interesante. La constructora Sacyr ultimaba los detalles de la Oferta Pública de Venta (OPV) de Itínere, su filial concesionaria de autopistas; Eolia Renovables se apuraba para seguir los pasos del gigante de su sector, la filial de Iberdrola, y Caja Madrid ponía a punto Cibeles para emular a La Caixa tras el éxito de Criteria.
Además, seguían merodeando los parqués grandes clásicos de las listas de candidatos como la compañía de telecomunicaciones Ono o Neuropharma -ahora renombrada como Noscira?, la filial biotecnológica de Zeltia. Uno por uno, todos estos proyectos se han caído por culpa del desplome de los mercados mundiales de renta variable.
El primero, y el más sonoro, fue el de Itínere. Después de pasar por todo el proceso previo al comienzo de la cotización, su matriz, Sacyr Vallehermoso, se vio obligada a cancelar la colocación a finales de abril. Sencillamente, no había demanda suficiente entre los potenciales inversores: ni los institucionales ni los minoristas. Fue el primer fracaso en España, pero con abundantes precedentes en otros mercados.
Cancelaciones en masa
Cerca de 20 operaciones se habían paralizado en el último momento en Europa. En España, incluso, la inmobiliaria Tremón y la hotelera High Tech habían renunciado a sus planes en los últimos compases de 2007. Tampoco Cibeles ni Eolia Renovables se decidieron finalmente a consumar los suyos y el único saldo del que puede presumir la bolsa española en el ejercicio es la emisión de las cuotas participativas de la CAM, acciones sin derecho a voto pero que sí reciben dividendo.