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Llega el ETF sin coste fiscal para números clausus

La que considero que es la noticia más importante para la industria de la inversión en España de la década, la llegada del ETF como producto fiscalmente traspasable sin coste fiscal como un fondo de inversión, quedó relegada por mi propio periódico a segundo tema esta semana de portada. Tiene todavía más inri, porque en elEconomista hemos librado con exclusivas la defensa del ETF como una causa editorial propia.

En la reunión de redacción se dio más importancia a que la patrimonial de Rosa María Mateo lleve sin pagar impuestos cinco años a que Inversis ofrecerá a sus clientes 500 ETFs traspasables sin peaje a Hacienda, como ocurría hasta ahora. La pelea la ganó el frente que cree que el vulgo entiende lo de la jefa de TVE y lo otro es para una elite. Y tenían razón..., porque es muy difícil de explicar la dimensión que alcanza que ya sea real una plataforma que disponga de la tecnología que los brókeres puedan utilizar para que llegue hasta el particular el producto más simple y barato del mercado para replicar mercados e índices con el tratamiento de la inversión colectiva.

Son en estos casos en los que te tienes que repetir hasta la saciedad eso de que la felicidad es la aceptación positiva de tu propia realidad, para no entregar la cuchara como un jenízaro a manos de las tropas del Gran Capitán. Hay que aceptar, viendo el número de lectores que tienes de nicho, que los inversores que alcanzan la mayoría de edad, que toman sus decisiones porque las reflexionan, son y serán números clausus.

Una culpa importante de esta endogamia la tenemos los medios de comunicación, que fracasamos en el objetivo de democratizar la inversión, aunque la mayor parte corresponde a ese rodillo de la banca que prefiere un cliente tutelado, que no alcance la mayoría de edad para tomar decisiones propias. Y los brókeres tampoco tienen claro si van a poner alforjas para este viaje. Y son estos últimos los que ahora más me preocupan. En un principio, pensé que la gran banca sería muy reticente a la llegada del ETF por el daño a un negocio en fondos que le reporta casi dos mil millones a su cuenta de resultados. Pese a que sus comisarios políticos temían que el ETF les pisotease como un paquidermo, su defensa simplemente era preventiva. Me cegaba no ver que el elefante es su negocio, y son pocos los clientes que se les escaparán. La banca siempre gana... ¿Cómo? Su negocio es el cliente perfilado. Al tipo le definen como prudente, moderado o agresivo. Le hacen una asignación de activos correctísima para que alcance sus objetivos, con unos costes de perfilación que parecen adecuados respecto al producto que comercializan. Lo que no se cuenta es que por debajo de la perfilación, los bancos construyen cada vez más sus carteras con ETFs con precios irrisorios respecto al producto que se empaqueta con un lazo al cliente. Usuarios que nunca comprarán un ETF, como seguramente tampoco habrán comprado una acción.

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