
Barcelona, 5 jul (EFE).- El presidente del Gremio de Hoteles de Barcelona, Jordi Clos, ha alertado hoy de la pérdida de calidad del turismo en la ciudad, así como de una caída en la ocupación del 3% en los seis primeros meses del año, un descenso del precio del 4,3 % y de la facturación del 7,2 %, 10 % en caso de los hoteles de lujo.
Entre enero y junio, la ocupación de los hoteles de Barcelona se situó en el 78,8 %, un 3 % menos que en el mismo periodo de 2017, mientras que el precio medio alcanzó los 132,75 euros, un 4,3 % menos.
En rueda de prensa para presentar el balance de la actividad hotelera de los seis primeros meses del año, Clos ha explicado que no sería justo atribuir esta situación a las circunstancias políticas, sino que ésta es "una cosa más" de las muchas causas existentes.
Entre ellas ha mencionado la pérdida del turismo prestado de otros destinos que han tenido problemas en los últimos años, el aumento de la oferta ilegal, la pérdida de imagen y de sensación de cierto "abandono" que da la ciudad por la presencia de lateros y manteros en las playas o el menor dinero que se destina para promoción turística.
La caída de la ocupación seguirá este verano, donde según las previsiones del gremio se alcanzará un índice del 80 %, frente al 85 % registrada en los meses de julio y agosto del año pasado.
Clos ha explicado que el gasto por persona alojada en 2017 ha caído un 10,8 % respecto al año anterior y ha pasado de 406,6 euros en 2016 a 362,50.
Otro síntoma del descenso del turismo de calidad, según Clos, es que la caída de la facturación durante los primeros seis meses del año ha sido más intensa en los hoteles de lujo, con un descenso medio del 10 %.
Clos también ha explicado que históricamente Barcelona recibía un 50 % de turismo de ocio y un 50 % del turismo de negocio y que, en los últimos años, el porcentaje del turismo de negocio ha bajado y se situó 36 % en 2016 y en el 30,6 % en 2017.
Ha recordado que Barcelona se situó el año pasado como la ciudad del mundo que más congresos internacionales acogió, según el ranking de la International Congress and Convention Association (ICCA), pero ha alertado de que "no nos podemos engañar" y que eso fue la "medalla de oro" y consecuencia del trabajo de los 3 o 4 años anteriores, a la vez que ha mostrado su preocupación sobre qué pasará dentro de unos años en este segmento.
En esta disminución de la proporción del turismo de negocios también podría influir la salida de las grandes empresas de Cataluña, que han dejado de celebrar sus consejos y muchas reuniones en Barcelona, con la consiguiente pérdida de reservas.
También el turismo de ocio ha bajado su calidad con la "gran bolsa de apartamentos ilegales" que siguen estando en el mercado y generan una oferta de bajo coste. "Es un mercado que no nos interesa", ha dicho Clos, que ha añadido que con él creamos "una insatisfacción en la convivencia de los ciudadanos de Barcelona.
El presidente del Gremio de Hoteles de Barcelona ha matizado que no rechaza el turismo de "mochileros", sino al "mochilero maleducado" que acaba causando problemas.
A todos estos problemas, ha indicado Clos, se suma ahora un nuevo "nubarrón", la nueva regulación del alquiler turístico de habitaciones dentro del nuevo modelo de "hogares compartidos" que quiere aprobar la Generalitat, y ha lamentado que "al final acabaremos pagando para que un turista venga a dormir a una habitación".
Ha apostado por que haya un poco de "orden" o "control", porque las playas de la ciudad a veces parecen un circo, con lateros, manteros, "los que venden mojitos, te dan masajes o los que roban el bolso", y ha asegurado que "en Niza o en Montecarlo" hay un orden y estas cosas no pasan.
Clos ha insistido en que Barcelona sigue siendo una gran ciudad, con un gran potencial turístico, pero ha lamentado que ahora no estemos en el "mejor momento de su gestión" y también el descenso del presupuesto destinado a promoción turística.
Cree que ha de haber un convencimiento real de que el turismo es "vital" para la ciudad y que el Ayuntamiento ha de tener claro que se tienen que gestionar y solucionar los efectos que puede ocasionar el turismo, en lugar de organizar jornadas menospreciando el sector.
Al nuevo gobierno catalán le ha pedido que ayude al turismo de verdad porque la ciudad de Barcelona es el pulmón de Cataluña, que tenga una visión clara de la nueva regulación de turismo y una mayor promoción turística, que ayude a cerrar los negocios ilegales y que el turismo sea asumido como un efecto de interés para los barceloneses.