
La presión sobre la deuda francesa aumenta ahora que S&P ha elevado la calificación crediticia de España. El motivo es que el inversor asiático está sobrecomprado en ella y, en opinión de los expertos, el hecho de que la española sea 'A' provocará que muchos vendan 'papel' francés para comprar el español, que deja ya ganancias del 4% desde enero
Ya desde principios de año, muchos de los inversores con posiciones en la deuda del núcleo de Europa decidieron hacer las maletas para emprender un viaje hacia los bonos soberanos de países de la periferia, por eso de que ofrecen un plus de rentabilidad en un momento en el que no cabe ninguna duda sobre la fortaleza de sus economías. Hasta ahora, dentro de los considerados core, los de Alemania han sido los más penalizados: su precio cae un 0,2 por ciento desde enero. Sin embargo, la mejora de rating de S&P a España, que se suma a la que ya hizo Fitch, añade presión a la deuda francesa, debido a que, como explican en Credit Suisse, el inversor asiático está sobrecomprado en ella y "veremos cómo la venden para comprar deuda española".
Su visión coincide con la de Enrique Lluva, subdirector de renta fija de Imantia Capital: "Los japoneses están acostumbrados a tipos muy bajos. Cuando salen de su ámbito de inversión, se mueven en ratings que les den confort y eso empieza a partir de una nota de A, rating medio que ya posee la deuda española y mantiene un diferencial de 50 puntos básicos en estos momentos frente a la francesa". Por lo que, en su opinión, "se puede estar dando ese trasvase de inversión o, más bien, entrando en la deuda española como inversión añadida".
Por lo pronto, y contra todo pronóstico respecto a las expectativas que se manejaban a principios de año para el conjunto de la renta fija, la rentabilidad del bono español a diez años se ha relajado del 1,56 al 1,16 por ciento, mínimos de junio de 2016 -una tendencia que también ha seguido el resto de papel de la periferia-. Eso significa que alguien que comprase esta referencia en enero ganaría un 4 por ciento si la vendiera ahora, gracias a la subida de su precio, la mayor entre las principales economías de la zona euro.
Una ayuda pero no un seguro
Eso sí, que la española cuente con una sujeción extra, la del inversor extranjero que encuentra en estos momentos el camino despejado a la hora de invertir en ella, y sin que la situación en Cataluña suponga un problema, no significa que su interés se vaya a reducir mucho más desde los niveles actuales, sino que tiene más opciones de sufrir menos que el resto en un contexto en el que las políticas monetarias tienden a la normalización. "Me cuesta verlo más abajo en términos absolutos, pero ya lo veíamos con dificultad cuando la TIR del 10 años estaba en 1,40 por ciento y ahora baja del 1,20 por ciento", comenta Lluva. Sí podría haber avances en términos de prima de riesgo frente Alemania, continúa, dado que los datos de economía siguen sólidos. "Ejecución presupuestaria, déficit estructural, ingresos del Estado… todo mejora con el ciclo. Podríamos ver, por tanto, el spread España-Alemania rompiendo a la baja", apunta.
Hay que tener en cuenta que parte del ajuste que se ha producido en el precio del bono español tras la mejora de la calificación por parte de S&P estaba ya descontado, dice Jorge Ceballos, director de distribución de renta fija de BEKA Finance. Sin embargo, sí que cree que España se situará en el grupo de los países que mejor se comportará. También, porque el hecho de que España vuelva a ser A, "abre el camino a muchos gestores que han tenido restricciones a la hora de invertir en nuestro país y tuvieron que marcharse a jurisdicciones con mayor rating, con el coste que supone para ellos de bajada de rentabilidad", añade.
La deuda del resto de la periferia también atraviesa un momento más dulce que el de los países del núcleo de Europa este ejercicio: tanto el bono portugués como el italiano, con menos visibilidad por su situación política, también generan ganancias por precio. Sin embargo, para aquellos que se planteen incluir cualquiera de estos títulos en cartera, Gonzalo Ramírez Celaya, director de renta fija de Tressis, recuerda la importancia de la duración en estos momentos: "Es una variable que nos perjudica porque la sensibilidad a los movimientos de tipos es muy alta si nos referimos a bonos a 10 años y escasa si lo hacemos en bonos a corto plazo".