
El momento actual que atraviesa Shell podría ser calificado como dulce ya que, no contenta con contar con el mejor consejo de entre las mayores del sector, la firma tiene los ojos puestos en 2019, cuando logrará colocarse como la mayor petrolera por beneficios de todo el mundo.
El buen camino emprendido por la petrolera al cierre del pasado ejercicio tendrá continuidad en los próximos años si se cumplen las previsiones del consenso de mercado que recoge FactSet. Entonces, Shell obtuvo un beneficio neto atribuido de 4.575 millones de dólares, una cifra un 136% superior a la del año anterior. En ese momento, la anglo holandesa se conformó con la medalla de bronce del beneficio ya que el oro quedó reservado a Exxon Mobil, mientras que la plata fue a parar a la francesa Total.
Sin embargo, este ejercicio la fotografía ya empieza a ser diferente ya que la media de analistas estima que Shell adelantará a la francesa y se colocará como el segundo mayor beneficio de las petroleras de todo el mundo. En concreto, multiplicará por 3,3 sus ganancias, hasta los 15.237 millones. Desde Beaufot señalan que "Shell opera con poca cobertura de precios en el lugar, lo que no es el caso para la mayoría de sus pares". Y añaden que, el resultado de esto es que "sus ingresos y, por lo tanto, su rentabilidad se benefician desproporcionadamente de los precios más altos del crudo".
Además, desde JP Morgan añaden que "el modelo industrial de la empresa se ha fortalecido notablemente tras de la adquisición de BG".
Todo ello la lleva a experimentar un fuerte incremento de sus ganancias para los próximos años ya que, no conforme con ocupar el segundo puesto del beneficio, en sólo dos años se alzaría con la medalla de oro adelantando, también, a Exxon Mobil.
En concreto, se espera que la firma logre unas ganancias de 18.900 millones el próximo año, lo que implica un incremento del 24% con respecto al resultado previsto para este. Un año después, sus beneficios volverán a crecer, esta vez un 17%, hasta colocarse en los 22.096 millones de dólares, situándose así en el mayor beneficio de todo el sector.
Se pone en positivo
Además de sus sólido consejo de compra, unido a su fuerte incremento de las ganancias, la petrolera puede presumir también de haber logrado dejar atrás los números rojos desde que entró a formar parte de la cartera de elMonitor el pasado mes de diciembre. Sin embargo, no ocurre lo mismo con su evolución en el parqué desde el pasado 1 de enero, donde arroja unas pérdidas de cerca del 2,5%. Sin embargo, la media de analistas que recoge Bloomberg confía en ella y le otorga un potencial alcista para los próximos meses del 13,1%, hasta alcanzar su precio objetivo situado en los 28,65 euros. Dicha cota significaría cotizar en niveles que no visita desde mayo de 2015.
Su evolución bursátil, unida a sus estimaciones de beneficios, provocan que Shell cotice con un PER (las veces que el beneficio se encuentra recogido dentro del precio de la acción) de 16,2 veces. Una ratio que la sitúa como más barata que la media del sector. En concreto, la media de las 10 firmas petroleras más capitalizadas del mercado cuentan con un PER de 30,3 veces. Esto significa que, quien adquiera un título del sector, de media, tardaría más de 30 años en recuperar su inversión por la vía del beneficio, frente a los 16,2 años que tardarían en Shell.
Además, entre sus fortalezas se encuentra la gran rentabilidad por dividendo que arrojan sus títulos. En concreto, para este año se sitúa en 6,66%, que se verá incrementado hasta el 6,68% el próximo ejercicio. Sobre este, su propio director ejecutivo, Ben van Beurden, señaló en el primer trimestre que "el flujo de efectivo y el flujo de caja libre nos permitió reducir deuda, y cubrir nuestro dividendo en efectivo por tercer trimestre consecutivo".