La renta variable sigue sufriendo, y ahora la desconfianza de los inversores se centra en la temida recesión global que nos acecha.
En plena temporada de resultados empresariales, las compañías publican los beneficios anuales hasta el mes de septiembre y sus perspectivas de crecimiento para los próximos trimestres.
Será el momento de ver en qué medida está afectando la crisis crediticia y financiera al sector, y si las valoraciones tan ajustadas de las compañías son realmente atractivas en el medio y largo plazo.
