
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) aclarará las razones de las prisas que le empujaron a convocar para hoy la reunión extraordinaria que había fechado en un principio para el 18 de noviembre. Aunque el motivo que subyace de fondo es más que notorio: el deseo de tomar medidas para atajar la sangría bajista que está sufriendo el precio del petróleo desde mediados de julio.
Llevado al lenguaje habitual del cártel, eso equivale a anticipar un recorte de su producción, que según datos de la propia organización se situó en septiembre en los 32,2 millones de barriles al día, es decir, 38 de cada 100 que llegaron al mercado el mes pasado.
A la espera de la decisión que adopten en Viena, algunos miembros de la OPEP ya han mostrado claramente sus intenciones. Entre ellos, los principales partidarios de una política dura, como son Venezuela e Irán. La delegación venezolana aseguró ayer que, de no recortar la producción, puede haber "un colapso de los precios", que podrían caer incluso hasta los 10 dólares. Desde su punto de vista, es preciso que la cotización se mantenga entre los 80 y los 100 dólares para fomentar la inversión, una meta que le condujo a cuantificar el tijeretazo que deben dar al suministro: un millón de barriles al día. Otro de los socios, Qatar, también apoyó un recorte de dicha magnitud e Irán incluso va más lejos: apoyaría una reducción de hasta 2 millones.
Las posiciones, por tanto, son claramente proclives a una reducción. "Vamos a recortar. ¿Cuánto? No lo sabemos. Es algo que decidiremos mañana -por hoy-", confirmó ayer el presidente del cártel, Chakib Jelil, quien añadió que no cree que la rebaja que se lleve a cabo afecte demasiado a la ya maltrecha economía mundial. En parecidos términos se expresó el ministro de Petróleo de Irak, Hussain al-Shahristani. "Irak apoya absolutamente un recorte de la producción, todos los socios de la OPEP lo apoyan", aseguró.
Cambio de escenario
El más que previsible recorte del suministro constituye la respuesta con la que el cártel intentará contener la fuerte caída de la cotización del crudo. Hace poco más de tres meses, el oro negro se encaminaba con paso firme hacia los 150 dólares. En concreto, el barril Brent, de referencia en Europa, llegó el 11 de julio hasta los 147,5 dólares.
Pero no pasó de ahí. Es más, a partir de entonces viene protagonizando una pronunciada caída. Así, aunque ayer subió casi un 4% y alcanzó los 67 dólares por barril, el Brent acumula un descenso del 54,6% desde su máximo histórico y un 28,6% en lo que va de año. Al otro lado del Atlántico el barril West Texas Intermedite (WTI), el más seguido en Estados Unidos, se encareció ayer un 3%, hasta los 69 dólares, pero desde el récord de julio desciende un 52,5 por ciento. En este sentido, la OPEP subrayó en su informe de octubre que "los precios del petróleo han continuado su tendencia bajista ante la perspectiva de que el debilitamiento previsto de la economía reduzca la demanda mundial de crudo".