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El 'No' en Italia puede tener un impacto limitado a corto plazo

Matteo Renzi

El referéndum constitucional en Italia este domingo 4 de diciembre ha estado atrayendo creciente atención, pues su primer ministro Matteo Renzi ha indicado voluntad de dimitir en caso de rechazo. Recientemente ha intentado recular, admitiendo que había "cometido un error en personalizar el voto". El caso es que el partido democrático de centro-izquierda de Renzi y algunos centristas apoyan el 'Sí', pero la oposición de izquierda y derecha y el movimiento anti-sistema 5SM abogan por el 'No', mientras parte del electorado puede aprovechar para expresar descontento con su gobierno.

Un 'No' puede añadir incertidumbre política a corto plazo, siendo posible que Renzi tenga que dimitir. Sin embargo parece poco probable que pueda generar elecciones anticipadas. Es más posible que el Presidente de la República, Sergio Mattarella, pida un gobierno provisional (que puede ser dirigido por Renzi), con la tarea de armonizar el sistema de votación y minimizar el riesgo de que ningún partido pueda asegurarse mayoría en las elecciones generales de 2018. Además, para que haya elecciones anticipadas la oposición parlamentaria debe ganar un voto de confianza y dada la composición de ambas cámaras resulta difícil.

Adicionalmente el 'No' puede aumentar las dificultades para re-capitalizar el sector bancario. Banca Monte Dei Paschi di Siena (MPS) y Unicredit están bajo vigilancia. MPS debe aumentar capital antes de fin de año, apoyándose en un pool de bancos de inversión. Sin esa solución puede requerir aval y rescate del Estado.

El monto es manejable pero sería visto como derrota del gobierno y prolongaría la incertidumbre bancaria. Mientras los bonos soberanos italianos han estado bajo creciente tensión, con su diferencial de rentabilidad a vencimiento a diez años respecto a deuda de España cerca del nivel más alto desde 2012 -a pesar de las incertidumbres políticas en España-. El 'No' puede aumentar este diferencial, si bien el BCE puede proporcionar respaldo. Además la deuda de Italia se beneficia de una base relativamente estable de inversores locales.

De momento las agencias de calificación crediticia DBRS y Fitch han colocado en perspectiva negativa la deuda italiana. Si la rebajan puede reducirse el volumen de bonos considerados garantía y el coste de financiación aumentar para muchos bancos italianos, que tendrían que aportar más garantías para mantener financiación en el BCE, lo que aumentaría preocupaciones sobre la rentabilidad del sistema bancario italiano.

De todas formas el 'No' puede tener un impacto limitado en la economía italiana, al menos a corto plazo, aunque si mayor impacto indirecto. Un prolongado período de incertidumbre política puede afectar al consumo y perspectivas de inversión, afectando la ya frágil y modesta recuperación italiana.

Las mayores rentabilidades a vencimiento de su deuda soberana, incluso si el BCE presta apoyo, pueden poner su sostenibilidad en riesgo. Actualmente el crecimiento nominal del PIB de Italia es alrededor de 2%, no suficiente para compensar un aumento grande y sostenido del coste de endeudamiento del Estado. Menor crecimiento y mayor riesgo de deuda soberana pueden empeorar los problemas del sector bancario. Además otras reformas tendrían que esperar a próximas elecciones generales.

En cambio el 'Si' sería el resultado más favorable para el mercado, al menos a corto plazo, permitiendo al gobierno Renzi permanecer hasta las elecciones de 2018. En cualquier caso las reformas estructurales adicionales serán evitadas antes de 2018 y mientras la atención se centraría en la probabilidad de que el partido anti-sistema pueda ganar el control del Parlamento.

En general, independientemente del resultado, el crecimiento económico italiano puede seguir modesto en 2017, con impulso de reformas limitado. Sus principales debilidades, como elevada deuda pública, baja productividad y frágil sector bancario, probablemente no se resuelvan en el actual clima político y global. Un 'Si' aumentará la confianza del gobierno y ayudará marginalmente a la valoración de las acciones italianas, pero es poco probable que represente un cambio importante para Italia y la Euro Zona. Un 'No' añadiría incertidumbre política, pudiendo afectar a la ya frágil recuperación.

Un sistema 'bicameral perfecto'

El Parlamento italiano está formado por la cámara de Diputados (630 escaños) y Senado de la República (315 miembros), elegidas simultáneamente por cinco años. Toda ley tiene que ser aprobada por ambas en los mismos términos. Este sistema bicameral (casi) perfecto tiene una justificación histórica: dos décadas de dictadura fascista de Mussolini que la Constitución de 1946 quiso evitar se pudiera repetir. Sin embargo implica toma de decisiones larga y en ciertos casos la paralización. La reforma incluye una nueva ley electoral, Italicum, que se aplicará en 2018. Al partido que consigue al menos 40% de votos en primera ronda se le asignan 54% de los diputados y preocupa que el movimiento anti-sistema 5SM pueda obtener mayoría absoluta a pesar de tener sólo 30% de los votos. Además se propone que el Senado no tenga veto.

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