La crisis financiera aceleró la reestructuración del sector bancario europeo, como lo ilustra la absorción del belgo-holandés Fortis por el francés BNP Paribas o de bancos británicos por el español Santander.
"La crisis ha desempeñado un papel de acelerador de partículas y hoy aparecen oportunidades", subraya Elie Cohen, director de investigación económica del Centro Nacional de Investigación Científica francés (CNRS).
Asistimos al nacimiento de "gigantes europeos como Santander o BNP Paribas (...) que se reparten los restos de los bancos quebrados por haber intentado competir con los 'monstruos', que también se constituyen en Estados Unidos, como Bank of America o JP Morgan", estiman los analistas de CM-CIC Securities en una nota.
Para Cohen, está el caso del BNP Paribas, que tomó el control de Fortis en Bélgica y en Luxemburgo por 14.700 millones de euros porque "quiere desarrollarse como banco de depósitos y encuentra en Fortis la oportunidad de realizar una compra en muy buenas condiciones".
Por otra parte, el modelo del banco Bradford and Bingley (B&B) en el Reino Unido, "fundado en préstamos inmobiliarios y el financiamiento en los mercados, como Northern Rock, ya no funciona en un mercado de crédito congelado. Santander, un banco muy bien administrado, aprovechó entonces la oportunidad", añade Cohen.
Además de parte de B&B, Santander adquirió poco antes los británicos Alliance and Leicester y HBOS.
La consolidación bancaria europea, ardientemente deseada por la Comisión Europea para que emerja un mercado financiero integrado, comenzó en 2004 con la compra del británico Abbey National por Santander, que también participó en el desmantelamiento del holandés ABN Amro. El italiano Unicredit compró mientras Hypovereinsbank en 2005 y BNP Paribas el italiano BNL en 2006.
A pesar de algunas "rigideces nacionales", los Gobiernos europeos aceptaron que algunos grandes nombres de sus países fueran absorbidos, indicó Cohen.
Hoy van más lejos: cuando no nacionalizan los bancos en dificultades, endosan sus activos dudosos para permitir su compra por bancos de países vecinos.
Al transformarse en primer accionista de BNP Paribas, el Gobierno belga llega a comportarse como un fondo soberano, actitud que habría indignado a París hace sólo dos años.
Los Gobiernos no piensan conservar 'ad vitam' estas participaciones bancarias: "nacionalizan con urgencia debido al riesgo sistémico, pero deberían luego revender su parte a actores privados", pronostica Cohen.
La consolidación bancaria europea, que marca como en Estados Unidos el triunfo del modelo del banco universal, basado en grandes depósitos, no carece de riesgos.
"Se crean monstruos europeos mientras la regulación financiera sigue siendo nacional, lo que constituye una gran fuente de peligro", destaca Cohen.
"Los bancos europeos están mucho menos capitalizados que sus homólogos estadounidenses" y este rápido crecimiento puede fragilizarlos, agrega Michel Aglietta, profesor de Economía en la Universidad de Nanterre.
Los mastodontes europeos nacientes podrían también "asumir aún más riesgos porque saben que pase lo que pase serán salvados", concluye Jean-Paul Pollin, profesor en la universidad de Orleans.
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