
Madrid, 4 jul (EFE).- Sorpresa, desorientación e indignación han sido las reacciones que ha despertado el primer lunes con prácticamente toda la línea uno del metro de Madrid cortada y que demuestra que hasta que los viajeros no se topan con el cartel de 'no pasar' no asumen que la interrupción del servicio les afecta.
A pesar de los trípticos, los paneles informativos y la información difundida a través de los medios de comunicación parece que "nadie se ha enterado" de que la línea que conecta el norte con el sur de la ciudad interrumpe su servicio, desde Plaza de Castilla hasta Sierra de Guadalupe, para realizar obras de remodelación en el suburbano.
Así lo ha indicado a Efe un empleado de Metro de Madrid que lleva toda la mañana recordando el corte a los "despistados" que no se han sentido concernidos y que se muestran contrariados al constatar que Iglesia o Menéndez Pelayo forman parte de la L1.
En la estación de Pacífico, casi sin voz y después de más de tres horas sin parar Sara, contratada para indicar a los usuarios en uno los puntos de información más concurridos, confiesa que "lo peor" se ha concentrado cerca de las ocho de la mañana cuando los viajeros se interrumpían unos a otros para ser atendidos primero.
De 7:00 a 10:30, alrededor de sesenta personas han protestado por tener que cambiar su itinerario habitual, pero solo una ha preguntado dónde reclamar, explica Sara.
A unos kilómetros de ahí, en Cuatro Caminos, se encuentra su compañero Carlos quien repite sin descanso: "en Bravo Murillo 104 sale un autobús hacia Plaza de Castilla".
Este estudiante de interpretación atiende a usuarios agobiados que preguntan sin cesar qué ruta pueden tomar para llegar "lo menos tarde posible" a sus puestos de trabajo.
Entre ellos se encuentra Camilo, que a paso ligero asegura a Efe, que normalmente tarda cinco minutos en ir a Tribunal. Hoy tardará quince minutos más.
Pero no es el único que ha expresado su malestar. Concha, que ha adelantado el despertador una hora, ha criticado que no exista un servicio especial de autobuses que conecte el centro (Sol o Tribunal) con estaciones como Atocha o Pacífico.
En su opinión es "una vergüenza" que hayan cortado un tramo tan amplio de golpe y teme que llegar hasta Atocha se convierta en un "horror". A juicio de esta viajera habitual "se nota que los que mandan no cogen el metro".
Aquellos que al igual que Concha sabían que se había interrumpido el servicio han consultado dónde coger los tres servicios de autobuses especiales habilitados con motivo de las obras del suburbano.
"Es cierto que está señalizado con carteles, pero no es fácil identificar la marquesina", afirma Richard después de haber seguido las flechas que indican el camino hasta la parada en la que debe tomar el autobús que cubre el recorrido de Atocha a Sierra de Guadalupe.
Los viajeros consultados por Efe reconocen que los tres servicios especiales habilitados (de Plaza de Castilla a Cuatro Caminos; de Atocha Renfe a Sierra de Guadalupe y de Conde de Casal a Sierra de Guadalupe) funcionan "muy bien" y el tiempo de espera es, por lo general, de entre tres y cinco minutos.
"He salido a la misma hora, me la he jugado" reconoce José Alfonso que ha ido en transporte público por la A-6. En una de las carreteras de entrada a Madrid, ha percibido que había "muchos más coches" que los lunes en los que los niños tienen colegio.
"Yo sé que no nos han dejado tirados pero resulta muy incómodo porque supone alterarle la rutina a una persona que va a trabajar", sostiene Mireia que calcula que llegará quince minutos tarde.
Después de una mañana de desconcierto, cálculos y de recorridos más largos de lo habitual, muchos han sido los usuarios que han "ladrado" a los que les advertían de los cortes, pero solo unos pocos se han mostrado dispuestos a "morder" y solicitar información para presentar una reclamación.