
Washington, 16 sep (EFE).- El índice de precios de consumo (IPC) en Estados Unidos bajó un 0,1 por ciento en agosto, la primera disminución en casi dos años, como reflejo de la caída de los costos de la energía, informó hoy el Departamento de Trabajo.
La noticia es una de las pocas buenas que ha recibido últimamente la Reserva Federal que, muy atareada sustentando a los tambaleantes mercados financieros, decide hoy sobre su política monetaria.
La mayoría de los expertos, un 86 por ciento en los mercados de futuros, espera que la Reserva baje un cuarto de punto porcentual la tasa de interés interbancaria.
Excluidos los precios de alimentos y combustibles, que son los más volátiles, la inflación subyacente del IPC en agosto fue del 0,2 por ciento.
Las cifras se ajustaron a lo previsto, dado que la mayoría de los analistas había calculado para agosto una disminución del 0,1 por ciento en el IPC y un aumento del 0,2 por ciento en la inflación subyacente.
La caída de precios de la energía en agosto contribuyó a la primera disminución en el IPC en casi dos años.
El mes pasado, los precios de la energía bajaron un 3,1 por ciento, la mayor disminución desde octubre de 2006.
Los de la gasolina se abarataron un 4,2 por ciento y los del combustible para la calefacción un 9,6 por ciento, la mayor caída en casi cinco años.
El informe del Departamento de Trabajo revela que en agosto los precios de los alimentos subieron un 0,6 por ciento, el menor aumento en tres meses.
En un año, el IPC ha subido un 5,4 por ciento y la inflación subyacente ha sido del 2,5 por ciento, lo que está unas cinco décimas por encima de lo que la Reserva Federal considera aceptable.
En junio pasado, el IPC subió un 1,1 por ciento y en julio un 0,8 por ciento, empujado por el rápido aumento de los precios de la energía.
Pero los precios de la energía se mantienen volátiles, ya que por ejemplo la visita del huracán "Ike" a Texas causó un aumento del 5% en los precios de la gasolina.
Una vez que se normalice el suministro, los precios de los combustibles deberían bajar, como reflejo del descenso del costo del crudo.
Mientras los precios que pagan los consumidores bajaron el mes pasado y hubo un aumento del 0,4 por ciento en las remuneraciones nominales, los sueldos reales semanales (ajustados por inflación) subieron un 0,6 por ciento en agosto después de disminuciones durante cuatro meses.
En un año las remuneraciones semanales reales han bajado un 2,5 por ciento, informó el Departamento de Trabajo.
La contracción de las remuneraciones reales restringe las posibilidades de que el gasto de los consumidores, que en Estados Unidos equivale a más de dos tercios del Producto Interior Bruto (PIB), revitalice la actividad económica.
El informe de hoy muestra que la inflación sigue vigorosa en varios sectores, pero se ha atenuado en otros.
Los precios de la ropa, que en julio habían subido un 1,2 por ciento, aumentaron en agosto un 0,5 por ciento y se han incrementado un 1,7 por ciento en un año.