Londres, 22 sep (EFECOM).- El semanario británico "The Economist" advierte hoy de la existencia de zonas cada vez más "opacas" en el mundo de la deuda, que permiten el control de grandes empresas por otras más pequeñas.
Una operación como la adquisición del mayor gestor aeroportuario del mundo, el británico BAA, por el grupo español Ferrovial, del sector de la construcción, habría sido imposible hace sólo unos años, comenta la revista.
Más de la mitad de lo pagado por la operación era prestado, señala "The Economist", según el cual Ferrovial es sólo una de un número creciente de empresas que se dedican a ese tipo de adquisiciones gracias a su dominio del complejo mercado de la deuda.
El mercado ha cambiado con tal rapidez, comenta el periódico, que "los reguladores no están seguros de que esté descontrolándose".
Los mercados de la deuda y de derivados están "irreconocibles" y cada vez se han adentrado más en un mundo de sombras, según The Economist, que se hace eco de la inquietud de los reguladores ante el peligro de que se estén "sembrando las semillas de la próxima crisis financiera".
Las empresas cada vez consiguen más capital mediante instrumentos de crédito de emisión privada en vez de operaciones públicas como la venta de acciones o la emisión de bonos, y ese tipo de acuerdos privados son cada vez más difíciles de controlar por parte de los reguladores o de los inversores particulares.
Los préstamos están siendo orquestados con mayor frecuencia cada vez desde fuera de la industria bancaria regulada, es decir por parte de fondos "hedge" (de riesgo) y de otros inversores con frecuencia sometidos sólo a supervisión indirecta.
Aunque parte de ese capital está también "disponible para las compañías" que cotizan en público como Ferrovial, la mayoría se lo tragan empresas fuertemente apalancadas que lo utilizan a su vez para comprar otras del primer tipo.
Los bancos centrales y los supervisores están cada vez más preocupados por los riesgos para la estabilidad financiera que pueden ocultarse en los complejos instrumentos de deuda creados por la industria financiera.
Así, los reguladores han comenzado a preguntarse si los fondos "hedge" están siendo suficientemente supervisados por el sector bancario.
La Autoridad Británica para los Servicios Financieros criticó esta semana el descuido y la proclividad a los conflictos de interés que caracterizan a muchos bancos de inversiones y fondos hedge.
En un ataque de pánico, las lagunas documentales podrían hacer que se desplomase todo el sistema, lo que daría lugar a toda suerte de disputas sobre el reparto de responsabilidades, señala la revista.
En un comentario editorial, titulado justamente "El lado oscuro de la deuda", "The Economist" escribe que "el deseo de oscuridad de los mercados entraña una lección además de una amenaza".
"Ese correr hacia la zona de sombras es a la vez en parte una huida del mundo de la regulación para estar libres de los costos y las cargas que entraña el cumplimiento y mantener la "tapadera" que permite a un grupo reservarse una actividad muy lucrativa".
"Cuando la próxima recesión ponga al descubierto la próxima locura y se considere imperativo volver a regular, habrá que acordarse de que los éxitos de hoy se basaron en parte en esas libertades", concluye la revista. EFECOM
jr/jlm
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