
Tras la renuncia de Gestamp a entrar en su capital y el anuncio de preconcurso de acreedores, no solo las acciones de Abengoa sufren en bolsa, con caídas que han llegado al 70%. Las ventas también disparan los intereses exigidos a su deuda en el mercado hasta máximos históricos.
La más presionada por los inversores es la emisión con vencimiento en marzo de 2016, por importe de 500 millones de euros. Una deuda que fue emitida al 8,5% hace cinco años y que ahora, ante el riesgo de impago, se ha disparado en un solo día del 173% al 962%, aunque a primera hora de la mañana ha llegado a situarse incluso en el 1.300%. Para quien tenga esos bonos en cartera, en unas horas ha perdido un 60% de su valor.
Pero también las emisiones con un vencimiento no tan inmediato están siendo castigadas. La huida de inversores provoca que el interés que se exige a la deuda que vence en febrero de 2018 haya pasado en un solo día del 57% al 126%. Solo hoy, estos bonos están perdiendo otro 60% de su valor.
En total, según Bloomberg, Abengoa cuenta con una deuda de 8.691 millones de euros. La compañía tenía que afrontar el pago de una parte importante de esos compromisos en los próximos tres años: 3.480 millones hasta 2018, a razón de más de 1.000 millones cada año.
De ahí que el mercado acogiese tan positivamente la entrada de un socio como Gestamp, pese a que ello implicaba arrebatar el control de la compañía a la familia Benjumea.
Quién ha comprado deuda de Abengoa
Según datos de Bloomberg, varias gestoras internacionales tienen en cartera bonos de la compañía. Blackrock, una de las de mayor tamaño, posee en torno a un 4% de la deuda que tiene Abengoa emitida en mercado; mientras que otros grupos con menos notoriedad como Franklin Advisers o Jackson National Life Insurance superan el 2%.