Bolsa, mercados y cotizaciones

Ley del Mercado de Valores, la ley que dio color a las bolsas españolas cumple veinte años

Hoy se celebran 20 años de la aprobación de la Ley del Mercado de Valores. Dos décadas desde el nacimiento de una norma cuyo mayor triunfo radicó en poner la semilla para un fenómeno social sin retorno: la verdadera implementación del capitalismo popular en España. Todo comenzó en la segunda mitad de los años 80. Esta época fue muy rica en acontecimientos económicos en nuestro país.

En apenas un lustro se sentaron las bases definitivas para dejar atrás los complejos contraídos durante décadas y, sobre todo, la crisis sufrida en los primeros años de andadura de la democracia. Sin duda, el hito más destacado fue la entrada de nuestro país en la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1986. Pero, por mucho que este acontecimiento marcara un antes y un después, no hubiera bastado si no se hubiera visto acompañado por otros que permitieron plasmar y desarrollar las ventajas que tenía la incorporación de España al proyecto europeo.

Entre esas medidas figuró la Ley del Mercado de Valores, que vio la luz el 28 de julio de 1988. Esta norma reinventó la actividad bursátil en España. Literalmente le dio color , porque puso los cimientos para la profunda modernización que experimentaron los mercados españoles en la década posterior.

Gran cobertura

"Tuve la suerte de ser nombrado en ese momento secretario de Estado de Economía y de que Solchaga me encargase que llevase a cabo las reformas financieras de la economía. Ya mi predecesor en el cargo, Miguel Ángel Fernández Ordoñez, había iniciado la reforma de las Cajas y de los Fondos de pensiones. A mí y a mi equipo nos tocó finalizar la segunda [...]. Llevamos a cabo la del Mercado de Valores, la de los bancos, la de la Auditoría, la de las cooperativas de crédito...", explica Guillermo de la Dehesa, presidente del CEPR, (Centre for Economic Policy Research de Londres) y miembro del Group of Thirty de Washington.

La Ley del Mercado de Valores trató de regular todos los ámbitos del mercado español: renta variable, renta fija, anotaciones en cuenta, régimen legal de la emisión de valores, normas de conducta, organismos de supervisión... Toda una batería de reformas que, aunque ha tenido sus críticas y cambios posteriores, sentó las bases del actual mercado de valores.

"La bolsa empezó a renacer a partir de la entrada en el mercado común. Lo que sucedía es que el mercado de corros no podía continuar con el fuerte interés que existía por la bolsa. Había 2.000 personas en el parqué? ¡No se cabía! Además, se hacían transacciones entre los agentes a viva voz y se pasaban todo el día comprobándolas, porque eran muchas", comenta Blas Calzada, uno de los participantes de la elaboración de la y en la actualidad presidente de Comité Asesor Técnico (CAT) del Ibex 35.

El mercado pedía una revolución

Por eso, el mercado pedía a gritos una revolución. Uno de los mejores exponentes de la globalización y modernización de los mercados de valores españoles se creó, sin duda, gracias a esta Ley : el CATS -Sistema de Asistencia de Trading por Ordenador-, ahora denominado Sistema de Interconexión Bursátil Español (SIBE)-.

Gracias a esta tecnología las acciones se podían contratar por ordenador, se pudo conectar la negociación de las acciones de las empresas más representativas de la economía española y con mayor volumen de contratación. Además, a través de una red informática se enlazaban las cuatro bolsas españolas -Barcelona, Bilbao, Madrid y Valencia-. A partir de este momento, las acciones dejaban de ser físicas y al portador y se anotaban en las cuentas de los inversores.

"Al principio, cuando se puso en marcha el CATS las empresas no querían entrar en él porque pensaban que tendrían menos liquidez que en corros. Había mucha desconfianza. La despersonalización de las transacciones les asustaba. Este sistema empezó con pocas empresas, en torno a unas 12 compañías, aunque en seguida estuvieron las más importantes y al año o dos años el 85 por ciento de la contratación se hacía a través de esta técnica", comenta Calzada.

Adiós al Agente de Bolsa

Esta Ley también trajo consigo la desaparición del Agente de Cambio y Bolsa. "Representó la modernización y normalización de la bolsa española y de sus instituciones al patrón anglosajón, que era el que realmente había prosperado en el mundo. Fue muy complicada, ya que hubo que pasar de un sistema de fe pública, basado en los Agentes de Cambio y Bolsa, a otro de instituciones mercantiles (sociedades y agencias de valores) operando en el mercado", relata De la Dehesa.

Se decía adiós a esta figura como único intermediario para la compraventa de títulos en las bolsas españolas. "La reforma de 1988 ponía fin a 157 años de tradición, representada por los Agentes de Cambio y Bolsa y las Juntas Sindicales, como órganos rectores". Estas palabras, recogidas en el libro publicado por la Bolsa de Madrid para conmemorar los diez años de la Ley , ilustraban la profundidad del cambio que supuso.

Los Agentes, que hasta entonces habían ejercicio de intermediarios, fueron sustituidos por las sociedades y agencias de valores. Por su parte, las Juntas Sindicales, que dirigían cada una de las cuatro bolsas españolas, cedieron su testigo a las Sociedades Rectoras del parqué. Y las cuatro sociedades rectoras, a su vez, pasaron a participar a partes iguales en la Sociedad de Bolsas, un organismo creado para coordinar la interconexión de la renta variable y los sistemas informáticos.

"Además, se regularon por primera vez las actividades de información privilegiada, que eran muy abundantes y se establecieron como delitos o faltas [...]. Entre otras muchas cosas se reguló la posibilidad de que las cajas de ahorro pudieran emitir cuotas participativas, ya que pensábamos que iban a necesitar capital en algún momento futuro. Al final sólo se han utilizado, por primera vez, 20 años más tarde", comenta De la Dehesa.

Creación de la CNMV

Sin embargo, si existe un organismo que centró la atención de esta ambiciosa Ley no fue otro que la creación de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Aunque esta entidad nació con personalidad jurídica y plena capacidad pública y privada de supervisión e inspección de los mercados de valores, siempre se ha ganado las críticas constantes ante su escasa capacidad de actuación. "Lo que sucede con la CNMV es que no es definitiva en nada, las decisiones de este organismo tienen que pasar por el Gobierno. En este periodo de vigencia, la CNMV sólo ha sido vigilante, no regulador", dice Calzada.

En 1988, durante el Gobierno socialista de Felipe González, se puso al frente a Luis Carlos Croissier como primer presidente del organismo, quien acababa de cerrar la puerta de su despacho como ministro de Industria y Energía. Un nombramiento que desde el principio puso en entredicho la independencia de la CNMV frente al Gobierno, como tristemente se ha demostrado en algunas ocasiones.

Sin embargo, este controvertido organismo no va a poder pasar de sus 20 años de historia, ya que en mayo el Gobierno anunció un nuevo modelo de supervisión financiera de carácter bicéfalo, que conllevará la desaparición como tal de la actual CNMV y la creación de la Comisión Nacional de Servicios Financieros, que trabajará junto con el Banco de España.

Pero a pesar de todas las críticas o ámbitos que se han podido reformar, los expertos aseguran que el balance de la Ley del Mercado de Valores es realmente positivo. "El crecimiento de la bolsa en estos 20 años ha sido espectacular. Si en 1980 se negociaron 330 millones de euros, ahora hablamos de un billón. Puede que la Ley no sea fundamental, pero ha contribuido a crear los organismos que la han hecho fundamental", reitera Calzada.

Una posición similar a la que tiene Guillermo de la Dehesa. "Creo, modestamente, que el balance ha sido positivo, ya que hoy contamos con un sistema y un mercado bursátiles que pueden compararse favorablemente con otros de nuestro entorno y que funcionan muy adecuadamente", concluye.

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