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La crisis inmobiliaria española se cobra su primera víctima importante

La crisis inmobiliaria española se ha cobrado su primera víctima de importancia, la promotora Martinsa-Fadesa, que se declaró en la noche del lunes a este martes en suspensión de pagos por no poder obtener un crédito de 150 millones de euros.

El consejo de administración del grupo reunido en la noche del sábado, decidió "la inmediata presentación de solicitud de Concurso Voluntario (de Acreedores) como mejor modo de evitar un empeoramiento de la situación de crisis que pudiera devenir irreversible y repercutir gravemente en sus acreedores y en los intereses de todos sus accionistas", según un comunicado.

Es el primer gran grupo inmobiliario que acude al concurso voluntario de acreedores (antigua suspensión de pagos) desde el comienzo del frenazo en el mercado inmobiliario español en 2008. Un brusco frenazo al que se une la crisis financiera que hace difícil el acceso a la financiación para estas empresas.

Tras años de gran demanda, de grandes subidas de los precios y de construcción a todo trapo, alimentados por dinero a buen precio por los bajos tipos de interés, el ladrillo español está empezando a derrumbarse con ventas en caída libre y los precios que también bajan.

El 'stock' de viviendas vacías aumenta y los promotores se encuentran con obras en curso y sin compradores.

Otro gran grupo inmobiliario, Colonial, se habían encontrado en el ojo del huracán a principios de año, pero finalmente los bancos acreedores tomaron el control, repartiéndose las acciones del grupo.

"A pesar de los innumerables esfuerzos" de Martinsa-Fadesa "y de sus accionistas", no fue posible lograr un préstamo de 150 millones de euros y el grupo se encuentra en "situación de falta de tesorería para atender los pagos inminentes comprometidos".

Martinsa-Fadesa había anunciado el 7 de mayo haber llegado en varias etapas a un acuerdo de refinanciación de su deuda por 4 millones de euros, difiriendo el pago hasta finales de 2011. Este acuerdo había sido condicionado al hecho de que el grupo obtuviera un préstamo de 150 millones de euros antes del 7 de julio.

"Los esfuerzos realizados con el ICO (Instituto de Crédito Oficial, organismo de financiación depediente del gobierno) y otras entidades de crédito no han dado su fruto", precisó Martinsa-Fadesa, cuyo patrimonio total se estima en unos 10.800 millones de euros repartidos en solares para construir, proyectos de construcción, terrenos de golf e inmuebles construidos.

Fernando Martín, el presidente del grupo y ex presidente del Real Madrid, es un representante emblemático de los grandes empresarios del ladrillo español que no han logrado diversificar o abandonar a tiempo el sector antes de su caída.

A la cabeza de una pequeña empresa que no cotiza en Bolsa, Martinsa, lanzó una OPA sobre Fadesa, figura del sector inmobiliario español. Pero lo hizo en 2006, cuando el inmobiliario español ya había alcanzado su apogeo.

Este recorrido es idéntico al del presidente de Colonial. Luis Portillo, a la cabeza de Inmocaral, lanzó una OPA sobre la veterana Colonial. El comprador tenía una cifra de negocio 178 veces más pequeña que su objetivo. De nuevo, Portillo se decidió en 2006.

Contrariamente a ellos, otros actores del sector inmobiliario habían anticipado el estallido de la burbuja inmobiliaria como fue el caso de Manuel Jove, presidente de Fadesa que vendió su parte a precio de oro a Fernando Martín, o bien los grandes grupos constructores como ACS y Acciona que invirtieron en energía, un sector más seguro, tomando participaciones en eléctricas como Iberdrola o Endesa.

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