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El espía que instigó la Guerra Fría y lideró las operaciones de Merrill Lynch en Cuba y España

En un momento en el que Washington y La Habana intentan abrir la puerta hacia una nueva era de relaciones diplomáticas, los fantasmas del pasado desempolvan las tensiones de antaño marcadas por la Guerra Fría. Echando la vista atrás, quizás una de las figuras más peculiares y menos conocidas, precisamente por su relación con Wall Street, es la de Kenneth M. Crosby.

Durante la década de los años 40, el controvertido director del FBI, J. Edgar Hoover, puso toda su atención en la creación de una agencia de inteligencia formada por personal civil para sondear cualquier tipo de amenaza nazi en Latinoamérica. El Servicio Especial de Inteligencia (SIS, por sus siglas en inglés) fue creado en 1942 y entre sus militantes se encontraba Crosby, un joven que optó usar a Wall Street como coartada para espiar posibles actividades nazis en Buenos Aires.

"Ken Crosby fue uno de nuestros directivos más efectivos", recuerda a elEconomista Winthrop H. Smith Jr, hijo de uno de los socios fundadores de Merrill Lynch. Gracias a la tapadera de uno de los bancos de inversión más importantes del país, Crosby no sólo demostró su talento en la gestión de activos sino como agente clave del FBI en Argentina. "Le gustó tanto su trabajo como banquero que decidió trabajar para Merrill Lynch a tiempo completo cuando finalizó sus operaciones en Argentina", explica Smith.

Este nativo de Tennessee se convirtió así en el hombre de confianza de Merrill en La Habana, la primera oficina internacional del banco, según recuerda el hijo del fundador de la entidad. Tras jubilarse como espía, Crosby se convirtió en el vicepresidente de la entidad y lideró las operaciones cubanas entre 1946 y 1959, cuando Fidel Castro consiguió acabar con el régimen del dictador Fulgencio Batista. Durante su periplo en la isla, este hombre continuó manteniendo contacto directo con Washington y ayudó a los servicios de inteligencia estadounidenses a establecer su presencia en Cuba.

Precisamente fue Crosby quien definió a Castro como "otro Hitler" al director de la CIA, Allen Dulles, sentando así la base para los primeros despuntes de la Guerra Fría. Sin embargo Crosby también fue objeto de polémica al convertirse en nexo de unión entre el régimen de Batista y varios empresarios estadounidenses con operaciones en La Habana y Nueva Orleans.

"Cuando Castro llegó al poder, mandó a un grupo de militantes a las oficinas de Merrill en busca del historial de cubanos que habían invertido dinero fuera de la isla", recuerda Smith señalando que Crosby consiguió en medio de la confusión mover en sólo 48 horas el dinero de los clientes de Merrill en Cuba hacia España y EEUU. En 1961, Crosby tuvo que abandonar Cuba para capitanear las oficinas de Merrill en Madrid, Paris y Barcelona. Su regreso a Washington se produjo en 1966, donde se convirtió en director de relaciones gubernamentales de la entidad. Crosby murió el 30 de noviembre a los 87 años de edad.

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