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"La impunidad de la crisis financiera ha destruido la confianza en Wall Street"

Más de seis años después de la crisis financiera que puso en jaque al capitalismo moderno, la desconfianza en la gran banca sigue estando a la orden del día en Wall Street. Desde las multimillonarias multas costeadas por J.P Morgan al reciente caso sobre evasión de impuestos que acorrala a HSBC, sin olvidar tampoco la presunta investigación media docena de entidades sobre manipulación de divisas o metales preciosos, la desconfianza sobre los bancos sigue estando a flor de piel.

De hecho, según un estudio de Boston Consulting Group estima que el new normal para la gran banca implica el pago de miles de millones en multas como parte del negocio bancario. Algo que puede determinarse en los 178.000 millones de dólares que los grandes bancos han tenido que desembolsar desde la crisis financiera. De esta suma, las vacas sagradas de Estados Unidos han pagado hasta 115.000 millones de dólares mientras que en Europa, firmas como HSBC o Barclays, se han visto penalizadas con más de 63.000 millones de dólares entre 2009 y septiembre de 2014.

En una entrevista con elEconomista, Winthrop H. Smith Jr, hijo de uno de los fundadores de Merrill Lynch, reconoce que todavía "existen muchos paralelismos entre el momento actual y los años 30", cuando reinaba un tremendo nivel de desconfianza y la Gran Depresión azotaba a la economía estadounidense. Desde su punto de vista el simple hecho de que los directivos bancarios hayan salido impunes tras los acontecimientos vividos en 2008  "ha destruido cualquier tipo de confianza en Wall Street".

Al hablar de cómo recuperar de nuevo el apoyo de los ciudadanos, Smith, quien fue presidente de la división internacional de Merrill Lynch hasta 2001, aclaró que la responsabilidad de lo ocurrido en 2008 y en otras posibles burbujas venideras "no puede recaer sólo en los reguladores, la culpa debe recaer en los consejos de administración de los bancos", explica.

Merrill Lynch, ahora parte de Bank of America, que absorbió al banco de inversión el mismo fin de semana que se decidió la súbita muerte de Lehman Brothers, cumple ya un siglo de vida. "No existen tantas compañías que hayan durado 100 años y casi mordieran el polvo en 2008 cuando tuvo que ser rescatada por Bank of America", reconoció el hijo de  Winthrop H. Smith, socio fundador junto a Charlie Merrill de esta entidad.
Cuando hablamos de aquella crisis, Smith indicó que la compañía fue fundada con la intención de adaptarse a la innovación y a los tiempos cambiantes pero también con una serie de valores en mente. "En los años previos a la crisis el cambio en esta cultura fue lo que provocó que el banco casi no llegase a sobrevivir después de 2007", señaló.

"Si miramos atrás cuando Merrill y mi padre fundaron la compañía, permitieron al americano de a pie tener acceso a Wall Street y a la renta variable de una forma que nunca antes había ocurrido. En los años 40 sólo un 15 por ciento de los estadounidenses poseían acciones. Actualmente casi el total de la población estadounidense es inversor directa o indirectamente a través de sus pensiones y sus 401-K", justifica. Esto supuso un tremendo impulso para la economía estadounidense tras la II Guerra Mundial ya que no sólo permitió aumentar la base de inversores sino a las compañías conseguir el capital suficiente para crecer.
Sin embargo fue a comienzos del siglo XXI cuando la cultura cambió.

"Muchas  entidades comenzaron a hacerse de oro con sus negocios de inversión a través de los depósitos de sus clientes. Fue a partir de entonces cuando los bancos dejaron de centrarse en el consumidor y comenzaron a apalancar sus balances que hasta entonces estaban saneados y eran saludables", detalla durante la conversación con este periódico.

En este sentido y en lo que a Merrill Lynch respecta, la cultura conocida como Madre Merrill comenzó a erosionarse cuando Stanley O´Neal tomo las riendas de la institución financiera. "No entendía la cultura de Merrill. Destruyó muchos negocios que hoy en día serían saludables. Cuando el efecto a corto plazo de dichos recortes llegó a su fin, utilizó el balance saneado de la compañía para adentrarse en el tóxico negocio de las hipotecas de alto riesgo", explica.

A partir de entonces el estallido de la crisis, primero con la caída de Bear Stearns y más tarde con el contagio a las vacas sagradas de la banca de inversión, hizo que el sucesor de O´Neal, John Thain se viera obligado a vender la compañía a Bank of America para no correr la misma suerte que Lehman Brothers o Bear Stearns, cuyos restos mortales fueron comprados por J.P Morgan a menos de un dólar por acción. "Thain lo hizo lo mejor que pudo, recaudó hasta 50.000 millones de dólares y ni siquiera eso fue suficiente para salvar a la compañía por eso creo que hizo lo correcto al vender Merrill a Kenneth Lewis", dijo al hacer referencia al por entonces capitán de Bank of America.  Al ser preguntado sobre si en algún momento Merrill Lynch volverá a ser independiente, Smith reconoce que ese es "el sueño de muchos antiguos empleados" pero indica que en estos momentos el negocio que aporta a la matriz es "muy rentable" por lo que "no merece la pena forzar un spin-off".

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