
El que quiera algo de rentabilidad, que asuma riesgo. Esta es la situación que vive el mercado de deuda europeo después de las políticas monetarias expansivas que ha aplicado el Banco Central Europeo.
Y el que quiera un activo muy seguro, tiene que estar dispuesto a perder dinero. Actualmente, ni siquiera un bono alemán a cinco años es riesgo, ya que los inversores llegaron a pagar por prestar dinero al país a este plazo. El tipo de interés medio de la emisión fue del -0,08%, con una demanda que duplicó los 3.300 millones colocados. Pero Berlín no fue el único en anunciar un bono en negativo: Suecia colocó deuda a 4 años con un interés medio del -0,1121%, un nivel nunca antes visto.
La demanda de papel no solo desborda a los países más solventes. Los inversores internacionales buscan en el sur de Europa rascar algo de rentabilidad, aunque tengan que aceptar tramos largos. En las letras a 6 meses, ya ni Italia ofrece rentabilidad: ayer colocó 7.000 millones al tipo de interés más bajo de su historia, el 0,09%.
España terminó ayer su segunda subasta sindicada del año, esta vez de bonos a 15 años, que se culminó con un interés medio del 1,981 por ciento. El Tesoro captó 7.000 millones de euros, aunque la demanda de papel alcanzó los 20.151 millones, de los cuales, más de 14.700 llegaron de inversores extranjeros.
Tal es la petición de papel periférico que Portugal también marcó ayer un récord de deuda a largo plazo, en su caso, un bono a 10 años. El país subastó casi 3.300 millones de euros y consiguió bajar la rentabilidad media hasta el 2,0% y se quedó a un paso de perder esta cota psicológica.
Irlanda, otro país que recibió un rescate financiero de sus socios europeos, rompió ayer otro listón histórico, aunque en su caso, fue en el mercado secundario. La rentabilidad de su bono a 10 años cayó del 1% por primera vez, hasta el 0,963%.